Desde hace unos días está a la venta el primer número de Orenji Magazine, la apuesta, principalmente digital, de Ediciones OrangON! en la que toman parte numerosos artistas nacionales. Gracias a la editorial hemos podido leer el primer número, que podéis conseguir por el módico precio de 1,5€ y del que paso a hablaros tras el salto.
En primera instancia, el formato de la revista es bastante adecuado. Su interior está bien maquetado y en general se hace bonito de ver. En este sentido la editorial cumple con la tarea de ofrecer un producto profesional, independientemente de su contenido, que ha de adecuarse a lo que una publicación de pago exige.
En total son 92 páginas, de las cuales más de diez están dedicadas a reportajes y entrevistas con las que pretenden dejar constancia de eventos y autores en un espacio que siempre puede venir bien. No obstante, tanto en un caso como en el otro, se peca bastante de textos planos, con contenidos demasiado ceñidos a datos que poco juego pueden dar al lector. También hay que decir que es todo cuanto una publicación de estas características (ya sea el formato que sea) suele ofrecer, lo cual no quita que textos no tan excesivamente formales, así como de mayor longitud y contenido, y entrevistas en las que el entrevistado tenga algo interesante que decir, supondrían un soplo de aire fresco en estas cosas, ya más que explotadas y que como digo, poco tienen con lo que sorprender.
Está todo muy visto, y en estos días para desmarcarte y generar contenido de calidad no vale lo de siempre. El hecho de que sea contenido «adicional» no debería condicionar a la revista para tratar de conseguir lectores asiduos, no solo a sus cómics, sino también a lo que escriben. Y está más que probado que una revista de información de pago no vende, así que no estaría mal aprovechar el tirón de «revista que contiene manga original» para al menos, darnos de bruces con esa publicación completa en todos los sentidos que tan bien nos vendría.
Todo esto viene a cuento de que la revista incluye tres capítulos, y tres capítulos en una revista de manga, saben a poco.
Vale que el precio está muy ajustado, pero para que esto funcione se debe apostar por algo más que lo que ya tenemos gratis en internet. Insisto, no es que esté mal, es que se puede ofrecer más, y para un público que no duda en bajarse un tomo de internet antes que pagar por él y que despotrica contra todo aquello que no sea manga de origen japonés, un número tan nimio de páginas no resulta muy alentador.
Así que pasemos al meollo de todo esto, las series. Aquí tenemos un bien, un no está mal y un «¿qué hace esto aquí?».
Empecemos de abajo a arriba. Y la serie que mayormente me ha dejado con cara de tonto ha sido Wish Upon A Star de KawaiiDream. Empezando por el dibujo, que deja bastante que desear dentro de una publicación de pago en la que esperas encontrarte con algo que realmente valga la pena, y este no es el caso. El tema del dibujo podría dejarse a un lado en el caso de que la historia fuera un tanto mejor, pero su desarrollo brilla por su ausencia y nos encontramos con un guión que poco puede llegar a transmitir a nadie.
OnAir, de Rikku Hannari —que manía con ponerse nombres japoneses—, es el caso contrario en cuanto a forma de narración con respecto al manga anterior. La historia, aunque acaba de comenzar y por tanto no nos deja, por el momento, vislumbrar de qué irá la cosa exactamente, es bastante fluida y se hace llevadera de leer. Por su parte, el dibujo, aunque no es especialmente elaborado, sí cumple con su cometido, y ya es cuestión de ver cómo evoluciona y qué tiene para ofrecernos en futuros capítulos.
Por último está la joya de la corona, el manga por el que os animo a todos a darle una oportunidad a esta revista: Setogashima, de Sebastián Riera. Es, sin lugar a dudas, el mejor trabajo de este número, y ya se veía venir cuando la editorial iba mostrando cositas. Con diferencia, el dibujo más elaborado, con el que sí parece que estés leyendo una revista de manga, que es lo que supongo, pretenden conseguir. Se nota que Sebas tiene experiencia y ha sabido marcar la nota discordante con una historia irreverente que si bien puede tener algunos puntos flacos, es la única con la que realmente me he divertido y he disfrutado leyendo.
En definitiva, estamos ante un proyecto ambicioso, con muy buenas intenciones y que puede tener mucho que ofrecer, de eso no cabe duda. También es el primer número, y es ahora cuando se ha de ir para arriba, ofreciendo cosas que animen verdaderamente a pagar 1,5€ por un rato de lectura y con las que posicionarse como una publicación referencia; todo es mejorable.
Yo os animo a probar, al menos con un par de números, y no me valdré del argumento «hay que apoyar al producto nacional», es cosa vuestra haceros o no con ella, pero esto acaba de arrancar y todo es cuestión de darle una oportunidad.
Amigo de lo ajeno y pillado con las manos en la masa, por eso me echaron de aquí.