Katsuhiro Otomo alcanzó la fama y el reconocimiento mundial gracias a Akira, su ya clásica obra tanto en versión manga como en la adaptación animada de 1988, pero su historial también incluye varias recopilaciones de cortos de animación que ha liderado y dirigido, como Manie, Manie (Laberinto de historias), Robot Carnival o Memories; habiendo llegado todas ellas a nuestro país. Este año, Bandai Namco nos trae el último proyecto de estas características del maestro: Short Peace Ranko Tsukigime’s Longest Day.
Concebida como una obra multimedia en la que reunir a varios de los creadores más pujantes de la industria japonesa de la animación para explorar nuevas formas de expresión y representar distintos períodos históricos de Japón, el recopilatorio está formado por cuatro cortometrajes producidos por el estudio Sunrise (Mobile Suit Gundam, Patlabor, La visión de Escaflowne, Cowboy Bebop, La chica que saltaba a través del tiempo) y un videojuego desarrollado por Grasshoper Manufacture y Crispy’s Inc. En España está disponible como producto para PlayStation 3, de forma que se pueda disfrutar del juego, aunque también es compatible con cualquier reproductor de Blu-ray Disc si sólo estáis interesados en los cortos.
Short Peace, que toma el título de un recopilatorio de historias cortas publicadas por el propio Otomo en 1979, comienza con una secuencia de introducción dirigida por Koji Morimoto (director de los cortos Más allá de The Animatrix y Rosa magnética de Memories, así como animador en proyectos como Akira, Roujin Z, Spriggan o la secuencia del concierto en Macross Plus) que nos desvela la temática del proyecto, ese recorrido por diferentes épocas de Japón, uniendo tradición y modernidad, fantasía y tecnología, para dar paso a la primera pieza de la obra.
Possessions
El primer corto de Short Peace es Possessions, dirigido por Shuhei Morita (director de Freedom y Tokyo Ghoul, recién estrenada en esta temporada de verano) y que nos cuenta cómo un viajero solitario se enfrenta a los espíritus de una casa abandonada en la que ha buscado refugio. Este anime consiguió bastante popularidad al ser nominado en la última edición de los Oscars, aunque finalmente no pudo alzarse con la estatuilla.
El aspecto visual muestra otra de las intenciones del proyecto liderado por Otomo, la búsqueda de nuevas formas de expresión en la animación a través de la fusión de elementos 2D y 3D, dando un paso adelante en la industria japonesa. De esta manera, se recrea un apartado clásico en términos de diseño y uso del color pero realizado íntegramente por ordenador, dando un volumen y una textura diferentes a lo habitual, acercándolo a lo que hemos podido ver en los últimos tiempos en algunos videojuegos como, por ejemplo, Street Fighter IV. Esto posibilita una mayor versatilidad a la hora de realizar ciertos movimientos de cámara y animar numerosos elementos en pantalla, favoreciendo escenas más detalladas y creativas pero, a su vez, notándose cierta falta de fluidez en la animación, denotando su origen informático en vez de artesanal. Eso no empaña que los diseños sean agradables e imaginativos, con un protagonista expresivo y escenarios de gran factura técnica.
Sin embargo, el argumento no termina de enganchar ni interesar demasiado. La moraleja de la historia queda clara, señalando la gratitud que debemos tener por todos esos objetos que hemos utilizado aún cuando hayamos dejado de hacerlo, y está bien desarrollada pero la peripecia del viajero se siente algo vacía, sin un gancho contundente y llamativo más allá del apartado visual. En sus 12 minutos de duración se repite el mismo recurso humorístico y no consigue dotar de presencia a su propuesta, dejando al espectador un poco frío, sin ninguna sorpresa ni escena para el recuerdo. Possessions es el segmento más flojo de Short Peace y se sustenta especialmente en su factura técnica.
Combustible
La segunda pieza del recopilatorio es Combustible, dirigida por el propio Otomo y con concepto visual de Hidekazu Ohara (animador en Akira, Nausicaä del Valle del Viento o Mobile Suit Gundam F91) y basada en una historia corta que el autor publicó en el primer número de la antología Comic Cue de la editorial East Press en diciembre de 1994. Su argumento nos traslada al período Edo y nos cuenta la relación entre un chico y una chica en el marco de los cuerpos de bomberos que sofocaban los incendios en aquella época.
Lo primero que llama poderosamente la atención es el apartado visual gracias a una animación inspirada en los ukiyo-e, los tradicionales grabados japoneses realizados en madera entre los siglos XVII y XX. En esta ocasión, la animación 3D posibilita planos y perspectivas totalmente calcadas a estas piezas artísticas, con vistas cenitales en las que se mueven grácilmente personajes de diseño elegante y trazo delicado a través de escenarios y colores planos, un recurso muy original que enamora al instante. Cada fotograma cuenta con un minucioso nivel de detalle para hacernos olvidar que estamos viendo simplemente un corto y dando la sensación real de que observamos ukiyo-e en movimiento. Además, la música acompaña perfectamente la acción que aparece en pantalla, con una percusión protagonizada por atronadores tambores taiko que van acelerando a medida que el fuego se extiende, arrastrando al espectador a la frenética actividad de los bomberos.
En los 13 minutos que dura, Combustible nos cuenta una historia de amor, honor y tragedia de forma compacta y satisfactoria, a pesar de que el desarrollo pueda ser algo irregular debido a que el tramo final es demasiado precipitado y se cierra de forma repentina tras un comienzo más pausado y explicativo. Esa falta de ritmo lastra un tanto la pieza sin estropearla, sin ser excesivamente original ni llamativa en su argumento pero adaptándose a su formato y maravillando con su apartado audiovisual.
Gambo
El tercer segmento llega con Gambo, dirigido por Hiroaki Ando (responsable de CG en obras como Metropolis o Steamboy) con guión de Katsuhito Ishii (creador original de Redline) y diseño de personajes original de Yoshiyuki Sadamoto (Evangelion, FLCL, Summer Wars), que nos presenta el enfrentamiento entre un misterioso oso blanco y un demonio que está asolando una aldea.
El estilo visual elegido en esta ocasión intenta recrear un dibujo tradicional sobre papel, con un grano que recrea esa textura, líneas finas y colores acuosos y pastel, disimulando de forma casi perfecta su origen 3D, que se aprecia especialmente en los escenarios y los elementos que los conforman, como las Lycoris radiata (o flores del infierno) que tienen tanta presencia y significado con respecto a la trama. La animación conjuga las escenas de calma con las de acción de forma fluida, consiguiendo escenas potentes debido al gran uso de la sangre y la violencia, inyectando de crudeza ese aspecto visual que al principio parece dulce y casi infantil.
La historia de Gambo dura 12 minutos y es la que obtiene el mayor triunfo al adaptarse al formato de corto. El argumento es violento y crudo, sin desdeñar momentos duros no sólo por lo que se muestra en pantalla sino también por las implicaciones que tiene y como resultado de algo que ha sucedido en segundo plano. Esa es la mayor virtud de este corto, no sólo es interesante la narración del enfrentamiento entre el oso blanco y el demonio para salvar a la última niña del poblado mientras un samurái no puede hacer nada por ayudar, sino que también es apasionante e intrigante lo que no se cuenta, lo que sucedió antes de que comience el segmento y lo que ocurrirá después, además de dejar interrogantes sobre la naturaleza de alguno de los implicados, de dónde vienen y cómo se vieron implicados en este suceso. Este aspecto se acentúa con el final del corto y esa última frase que acaba sobrevolando nuestra mente, desatando infinidad de teorías en nuestra cabeza. El guión de Ishii utiliza este recurso de forma muy inteligente para conseguir que este segmento se nos quede grabado y sigamos pensando en él días después de su visionado.
Adiós a las armas
El cuarto corto del recopilatorio es Adiós a las armas, dirigido por Hajime Katoki (diseñador mecánico en varias franquicias de mechas como Gundam, Patlabor o Super Robot Wars) y con diseños de Tatsuyuki Tanaka (animador en Akira, Venus Senki u Onkyo Seimeitai Noiseman), que adapta la historia corta homónima de Katsuhiro Otomo que se incluyó en la Antología del autor que publicó Norma Editorial en nuestro país a finales de 2009 y que, a su vez, había puesto a la venta La Cúpula cinco años antes a través de dos volúmenes y el título de Memorias. Una de las peculiaridades de la obra original es que constituyó la primera vez que se utilizaba la técnica del video coloring (capturar imágenes de un monitor y utilizarlas como viñetas para dar a la composición una textura particular) en un manga. El argumento nos presenta a un grupo de mercenarios que se enfrenta a una amenaza mecánica en una ciudad devastada por la guerra.
Siguiendo la tendencia de Short Peace, el estilo visual vuelve a cambiar pero manteniendo el uso de elementos en 2D y 3D. Adiós a las armas apuesta por una traslado lo más fiel posible de los dibujos de Otomo a la pantalla, utilizando los gráficos por ordenador en vehículos, armas y armaduras mientras ciertos efectos y escenarios están realizados de forma tradicional. El resultado es simplemente espectacular, con una recreación minuciosa de los diseños mecánicos y futuristas del maestro, integrándolo con un uso dinámico de la cámara, que se mueve en diferentes planos para mostrarnos la acción con todo detalle, llevándonos desde el interior del casco de los protagonistas a una vista general de forma ágil y muy cinematográfica, beneficiándose de la posibilidad de combinar diferentes planos de profundidad gracias a la informática. Es una delicia ver cómo aparecen los distintos hologramas de armas y armaduras en mitad de un combate lleno de explosiones, arena y armamento pesado.
Adiós a las armas es el cortometraje más extenso del recopilatorio, y con diferencia, extendiéndose hasta los 28 minutos. La trama es muy fiel al manga original, calcando incluso algunas de sus viñetas, eso sí, ampliando la duración de la batalla ostensiblemente para aprovecharse del excelente apartado técnico. De esta manera, la mayor parte del relato se resume en el enfrentamiento a vida o muerte de un grupo de humanos contra una máquina pero mantiene ese giro final tan brillante como humorístico y lógico, representando esa desconfianza en el uso de la tecnología que destilan muchas de las obras de Otomo. Así, de forma casi inesperada, el autor lanza una idea al espectador sobre la racionalización de la guerra, dando empaque a una historia que, en principio, no parecía más que una muestra excelsa de acción.
Ranko Tsukigime’s Longest Day
Llegamos por fin a la quinta y última pieza de Short Peace, así como la más peculiar: el videojuego Ranko’s Tsukigime’s Longest Day. Creado y guionizado por Suda51 (pseudónimo de Goichi Suda), responsable de títulos tan peculiares como No More Heroes, Lollipop Chainsaw o Killer is Dead; cuenta con la dirección de Yohei Kataoka (Tokyo Jungle), los diseños de personajes de Yusuke Kozaki (Fire Emblem: Awakening, No More Heroes) y música de Akira Yamaoka (franquicia Silent Hill, Shadows of the Damned, Lollipop Chainsaw). El argumento nos presenta a la Ranko Tsukigime del título, una chica normal por el día pero que trabaja como asesina de noche y que tiene un plan: matar a su padre.
Si bien, como hemos mencionado (y como se ha publicitado en muchas partes), se le define como videojuego, en realidad Ranko Tsukigime’s Longest Day se acerca más a un cortometraje interactivo, una historia con tramos jugables pero que no tiene una dimensión suficiente como para considerarse un juego completo como tal. La prueba más clara al respecto es que apenas nos llevará media hora superar todas las fases, además de que las escenas cinemáticas son tan (o más, incluso) abundantes y largas como los niveles interactivos. Así pues, no se justifica el elevado precio del producto, a la altura de una novedad de consola, cuando debería aproximarse más al de un BD de animación. De hecho, la propia Bandai Namco ya publicó en nuestro país otro disco híbrido como Tekken Hybrid, que incluía la película Tekken Blood Vengeance y el juego Tekken Tag Tournament HD con un precio mucho más ajustado.
Tratándose de una pieza de Suda51 ya sabemos lo que nos vamos a encontrar: violencia extrema, humor zafio, surrealismo, una falta total de prejuicios, una parodia/alabanza del moe y un ritmo vertiginoso. Ah, y máscaras de luchador mexicano, claro. Las escenas cinemáticas recurren a diferentes estilos de animación como los típicos CG cel-shading que ya hemos podido ver en otros de sus juegos, una interpretación extremadamente delirante del gekiga (manga realista y dramático), surrealismo visual en estado puro mezclando 2D y 3D o viñetas dibujadas y dobladas directamente en pantalla. También juega con varios convencionalismos de los videojuegos, rompiendo la cuarta pared y disculpándose por obligar al jugador a ver un vídeo en vez de darle la posibilidad de utilizar el mando, por ejemplo. La historia sigue por esos derroteros, sugiriéndose una leve trama entre tanta extravagancia visual, pero apenas importa porque el verdadero objetivo es sorprender y mantener atrapado al espectador de la forma más delirante posible.
Esta mezcolanza también se aplica a las fases jugables de Ranko Tsukigime’s Longest Day. La mayoría de los niveles se inscriben en el género runner tan de moda actualmente gracias a los smartphones y tabletas. De esta manera, controlaremos a Ranko mientras corre incesantemente hacia la derecha de la pantalla huyendo de una amenaza que la persigue y que deberemos evitar a toda costa. En nuestra caminata deberemos deshacernos de diferentes enemigos con nuestra espada, provocando que, al eliminar uno, se crea una explosión que pueda alcanzar a otros adversarios cercanos y provocar una reacción en cadena, creando un combo lo más largo posible utilizando nuestros reflejos para acabar con ellos en el momento justo. A medida que vayamos acabando con más monstruos se rellenará una barra que nos permitirá disparar balas a la amenaza que nos persigue para evitar que nos alcance. Además, deberemos saltar o deslizarnos para superar diferentes obstáculos o recorrer las diferentes rutas de cada fase, donde podremos encontrar enemigos y cajas que contienen diferentes extras a desbloquear, como ilustraciones, temas musicales o trajes.
Sin embargo, en apenas 30 minutos que dura el juego nos dará tiempo a degustar otros géneros en los enfrentamientos contra los jefes, como una escalada a través de diferentes plataformas para enfrentarnos a dos asesinos (y que recuerda mucho al combate del final de la segunda fase de Metal Slug 2), un shoot’em up a lo R-Type contra un dragón o un enfrentamiento mano a mano al estilo Mario Bros. El control responde de maravilla en todo momento, por lo que es muy fácil adaptarse a la velocidad vertiginosa de los niveles aunque dominar el juego a la perfección requiere práctica. Las fases son cortas (ninguna supera los 3 minutos excepto quizá el jefe final) y ofrecen una diversión sencilla, directa y sin complicaciones, dejando con ganas de más, aunque siempre podremos repetir el nivel que queramos para mejorar nuestro tiempo y número de bajas y deleitarnos con una cadena de eliminaciones lo más alta posible.
Los gráficos acompañan perfectamente al conjunto, con una nueva muestra del talento de Kozaki en el diseño de personajes, animaciones fluidas (especialmente en lo referente a Ranko), fondos coloridos pero sencillos para no distraer la atención de las plataformas y enemigos en primer plano, una tasa de frames constante y fluida, algunos efectos originales y llamativos (especialmente las explosiones que provocan las reacciones en cadena y que muestras símbolos pertenecientes a la cultura japonesa y el arte pop) y un homenaje al píxel en el enfrentamiento final.
Además de las cinco piezas que lo conforman, Short Peace apenas ofrece como extras los tráilers y el storyboard de cada una de ellas, estando esto último disponible íntegramente en un artbook físico de casi 300 páginas a todo color junto a varios diseños y bocetos que se entregó como regalo con las reservas del título.
Conclusión
Short Peace Ranko Tsukigime’s Longest Day es una recopilación de cortos con un buen nivel de calidad, una gran factura visual y un segmento interactivo muy divertido que otorga un toque especial y atractivo al conjunto. Sin embargo, su promoción puede confundir a muchas personas, dando la impresión de que es un videojuego completo con varias piezas de anime como extra cuando no es así, siendo la faceta jugable del título de Suda51 el auténtico extra. Es por eso por lo que su precio es claramente excesivo y constituye una apuesta muy arriesgada para quien quiera hacerse con él.
|
|
Anime Blu-ray + videojuego PS3 | |
![]() |
Edita: Bandai Namco Produce: Sunrise, Grasshopper Manufacture, Crispy’s Inc. Directores: Suda51, Katsuhiro Otomo, Koji Morimoto, Shuhei Morita, Hiroaki Ando, Hajime Katoki Género: Variado, cortometrajes, cortometraje interactivo Fecha de salida: 18/04/2014 PVP: 59,99€ (BD + Libro) |
Lo bueno:
– Unión fascinante y casi perfecta de animación 2D y 3D. – Gambo, un cortometraje crudo, violento e intrigante. – Ranko Tsukigime’s Longest Day ofrece diversión rápida, sencilla y directa. |
Lo malo:
– Possessions, un corto algo vacío y frío. – La brevedad de las fases de Ranko Tsukigime’s Longest Day deja con ganas de más. – El aspecto jugable de Ranko Tsukigime’s Longest Day no justifica el precio ni la promoción de Short Peace. |