Isao Takahata es un firme defensor del antibelicismo, y lo ha demostrado en repetidas ocasiones en las que, por cuenta propia o a través de plataformas de unión de trabajadores de la industria, ha mostrado su repulsa ante las medidas que pretende aplicar el gobierno de Shinzo Abe modificando el artículo noveno de la Constitución japonesa.
Dicho artículo prohíbe actos bélicos por parte del estado, en una Constitución aprobada justo después de la II Guerra Mundial, con todas las connotaciones que eso pueda implicar. Un texto en el que el estado renuncia a la guerra como derecho y al uso de la fuerza en conflictos internacionales. Una medida que contrasta además con el hecho de que Japón no cuenta con ejército, tan solo con las Fuerzas de Autodefensa de Japón.
En una reciente entrevista, a Takahata le preguntaron por el carácter antibélico de La tumba de las luciérnagas. Sorprendentemente, el cofundador de Studio Ghibli no apela a esa significado en su, quizás, película más famosa. «La tumba de las luciérnagas es considerada como una película contraria a la guerra, pero mientras este tipo de películas tratan de prevenir guerras y pararlas, esta no desempeña ese tipo de papel, aunque pueda sorprender a la gente», explica el director japonés. «No importa cuantas veces hables de la horrible situación a la que lleva ser atacado durante la guerra, porque seguirá siendo difícil pararla. ¿Por qué? Pues porque cuando los políticos empiecen la próxima guerra dirán que ya no nos encontramos en esa posición, que es una guerra de autodefensa. Apelarán a las emociones de la gente diciendo que no quieren que aquella tragedia vuelva a repetirse», añade.
Takahata también dedicó unas palabras bastante duras a la gestión del primer ministro japonés, Shinzo Abe, diciendo que ha reinterpretado la constitución japonesa para poder crear un ejército propio —aparte de esa división de defensa que os comentaba al principio— y colaborar con otros países compatriotas en guerra basándose en una supuesta autodefensa colectiva.
«Podrías decir que si vamos a la guerra no volveremos a fallar, seremos más listos. Los tiempos han cambiado en estos 70 años. ¿En serio? ¿Hemos avanzado en comparación con la guerra? Me cuesta creerlo tan solo con mirar las reacciones de los políticos tras el devastador tsunami y crisis nuclear de 2011, cuando el mito de la seguridad de la energía nuclear quedó al desnudo. Si seguimos por el camino actual, llegaremos a un punto en el que tiraremos la toalla y diremos, ¿para qué? Es el mismo modo en el que perdimos la guerra», reflexiona Takahata, y no le falta razón. La crisis nuclear japonesa ha sido un varapalo descomunal para el país, que ha puesto en duda, además de su sostenibilidad energética, su capacidad de reacción frente a una crisis de esta magnitud. «Lo significativo ahora es la falta de confianza, no solamente hacia la energía nuclear, sino también hacia el propio gobierno», decía hace algún tiempo Sheila Smith, especialista en estudios japoneses del Consejo de Relaciones Exteriores de Washington D.C. (Estados Unidos).
Volviendo al tema del artículo noveno de la Constitución, Takahata dice que «es precisamente debido a este artículo que Japón no mata a nadie incluso si muere en la guerra. Es nuestra política. La política de Abe pretende anular completamente eso. Y lo que es más, no está preguntando a la gente para modificar la Constitución, sino que está alterando su interpretación«.
Desde Studio Ghibli ya mostraron su disconformidad contra esta media con un comunicado a través de su revista Neppu en la que Hayao Miyazaki que rechazaba la actuación de Abe y se quejaba de la falta de conocimientos históricos de los líderes de gobierno y la clase política japonesa, que pretendían aprovechar el elevado nivel de abstención en las elecciones por parte de la población para gobernar sin ningún tipo de rigor.
Aunque de entre todas las declaraciones de Takahata en la entrevista, me quedo con esta: «Japón no necesita ser un ‘país normal’. Debemos seguir siendo un país único. Si hacemos que el país pueda hacer la guerra, haremos la guerra por seguro. Cuando el gabinete de ministros decidió reconocer la autodefensa colectiva, el Artículo 9 fue destruido. ¿No estamos a caso ante nuestra mayor crisis? Lo sé, porque conozco la guerra. Y lo que es importante es el tiempo previo a que la guerra comience — es decir, el momento actual. Si la guerra empieza, nos va a arrastrar con ella. Así que tenemos que echar los frenos por completo, no sólo un poco. Eso es lo que hacía el Artículo 9″.
Takahata concluye diciendo que los japoneses no han cambiado nada en estos años, y que es esta actitud que critica la que ha llevado siempre a Japón al pantano de la guerra. «No es cooperación, es un acuerdo», dice refiriéndose a los acuerdos internacionales del país, a los que se refiere con ese término de «autodefensa colectiva». No puede evitar sentir el peligro, y desde luego, a sus 79 años, razón no le falta.
Fuente: ANN
Amigo de lo ajeno y pillado con las manos en la masa, por eso me echaron de aquí.