Tras conocerse a través de una página web, cuatro personas deciden emprender un viaje para alcanzar un objetivo común: poner fin a sus vidas. Extraño caso de suicidio colectivo que el maestro del terror Junji Ito —Gyo, Uzumaki— convierte en un thriller sobrenatural con el que reformula el mito del doppelgänger.
Black Paradox comienza con una premisa que asociamos fácilmente con el pueblo japonés: cuatro personas que se conocen a través de una web para suicidarse. ¡Y es que es tan bonito eso de morir juntos! Cada uno tiene su propio motivo para querer abandonar este mundo: Marceau no se ve con fuerzas para enfrentarse al futuro, Taburô prefiere elegir su muerte, Pitan no quiere verse sustituido por una máquina y Baracchi pierde las ganas de vivir cada vez que ve el eccema que le cubre medio rostro.
Pero sus planes se ven alterados. En el primer capítulo, el tomo se centra en la figura del doppelgänger , palabra con la que se define a lo que es conocido como un doble fantasma o un ser que se metamorfosea imitando a una persona viva. Vamos, lo que a todos nos daría mucho yuyu encontrarnos de frente.
Y qué menos que si te vas a morir, no tengas a uno de estos poniéndote de los nervios. El caso es que el desconcierto y el pavor que se crea en este inicio ya nos va preparando para el segundo capítulo, cuando los protagonistas se vuelven a reunir, y la trama da un giro aún más sorprendente.
Cuando en su segundo intento de suicidio, Pitan vomita no una, si no toda una serie de piedras que descubrirán que son de un incalculable valor, a las que Barachi bautiza como Paradnight, todo cambia. Lo más temible ya no son sus álter egos, sino ellos mismos. Lo terrorífico abarca un espectro mucho más amplio: avaricia, codicia, egoísmo y manipulación. El querer conocer lo indescifrable, el ansia de dominar lo incontrolable. Y como si de una enfermedad se tratase, va infectando (¿o descubriendo?) la cara oculta de todos los personajes que se ven envueltos pos el misterio de las Paradnight. Cuando termina la historia de Black Paradox, ningún personaje es como era al principio.
Como remate, dos historias cortas completan este tomo único:
“La Lamedora”, que bien podría ser un título para un hentai muy cachondo, y en cambio nos presenta algo muy asqueroso: una mujer con una lengua que no le cabe en la boca, con la que infecta y mata a todo el que su lengua lame. Y Miku hará lo posible para acabar con ella para vengar la muerte de su novio Tsuyoshi y su perrito Pyon.
“El Pabellón de lo paranormal”, son 4 páginas a color con una criatura llamada Cormorán. Una especie de polluelo gigante al que no os gustaría alimentar.
Junji Ito juega con todos los elementos que aterrorizan en pesadillas recurrentes o que nos producen asco, tales como mundos espectrales, vómitos, objetos extraños que se reproducen e infectan y deforman los cuerpos sin explicación alguna… ¡Hasta con algo tan simple como que te llenen de babas se convierte en algo especialmente horripilante!
Ente libre del sur de España que escribe para expresar sus sentimientos más profundos. Dejeiter, de sexo indeterminado, es el redactor más enigmático de Deculture. Existe. Es real. Pero es anónimo.

- El cómo consigue pasar de una quedada suicida con doppelgängers a un entramado complejo sobre las almas y el mundo espectral.
- Pese a lo raro que envuelve toda la obra, hay que destacar lo real que resulta el comportamiento de los personajes.
- Hay cortes abruptos para saltar un espacio de tiempo o finalizar la historia, encasillando la explicación en unos cuadros de texto que le restan fuerza a la narración.
- La portada, que pese a ser elegante, no dice nada del interior de la obra. El dibujo de la solapa dice mucho más de la historia.