Durante nuestra infancia las medicinas eran mejor recibidas cuanto más dulce o familiar nos resultaba su sabor. Manteníamos una constante lucha contra aquellos medicamentos de sabor amargo, y nuestros padres se las veían negras para que nos tomáramos el jarabe, supositorio o pastillas de turno. Nuestra lucha era tan ferviente que ni siquiera el truco de la cuchara y el avión funcionaba. Con las vacunas era aún peor, teníamos que evitar a toda costa que esa vil aguja penetrara nuestra suave y blanda carne. Da igual que no doliese, había que derramar lágrimas y agitar los pies enérgicamente cual Yoshi intentando evitar caer en el precipicio. Pero siempre perdíamos.
Ahora, en nuestra etapa adolescente, joven o adulta esta guerra la mantenemos contra la homeopatía y otras pseudociencias y falsos medicamentos milagro que tan solo ayudan a sanear las cuentas de aquellos que las venden y fabrican. Muchos estamos alertados, pero otros, ante toda ese idílico envoltorio sobre la naturaleza y lo sano que es tomarlas, caen como moscas vendiendo su inteligencia, su dignidad y su capacidad de crítica y escepticismo al timador de la estampita 2.0. Con Dr. Mario: Miracle Cure nos encontramos en una tesitura similar. Se nos presenta con el eslogan de la cura milagrosa, pero su presencia exclusiva a través de la eShop de 3DS ya nos viene a adelantar que algo extraño pasa. Y es que Dr Mario: Miracle Cure, si bien mantiene la eficacia del clásico, no tiene la suficiente cantidad de novedades que se espera para el resurgir de la franquicia en una nueva plataforma.
Este Dr. Mario digital ofrece una receta que será mucho más efectiva para aquellos que busquen el juego de toda la vida, con un diminuto aderezo de frescura aportado por las supercápsulas y el multijugador local. Para otros, el juego pierde la oportunidad de renovarse al no ofrecer nuevos modos, un modo historia como ocurría en Dr Mario 64 que justifique las misiones o niveles para un jugador, nuevos personajes con sus correspondientes cápsulas e incluso una mayor variedad de habilidades especiales, denominadas supercápsulas, que den algo más de vida y menor rigidez a este peculiar y ya clásico puzle.
En su modo “campaña”, bautizado como Laboratorio experimental, contamos con diez niveles a modo de tutorial y otros cincuenta niveles repartidos entre el modo básico y el modo especial, este último centrado en cumplir ciertos requisitos determinados para superar la prueba. Ambos recogen tanto la jugabilidad clásica de Dr. Mario (cápsulas divididas en dos porciones) como la jugabilidad de la reciente subfranquicia Dr. Luigi (blisters con forma de L que contienen dos cápsulas).
Para quienes desconozcan la franquicia, estamos ante una especie de Puyo Pop (o Tetris, si sois poco duchos en este género de puzles) pero con drogas. El objetivo básico es acabar con todas las bacterias en pantalla formando líneas horizontales y verticales de al menos cuatro unidades del mismo color, compuestas por bacterias y una o varias porciones de cápsula. Hay un total de tres colores de medicamentos y bacterias: rojo, azul y amarillo.
El modo Dr. Luigi añade un mayor reto a las partidas al tener que depositar piezas compuestas por dos cápsulas, pero la verdadera novedad reside en las supercápsulas. Cuando juguemos partidas con esta opción activada, una barra aparecerá en la parte derecha de la pantalla. Al rellenarse por completo aparecerá una supercápsula de un efecto distinto: eliminar todos los gérmenes de un mismo color, eliminar todos los medicamentos de un mismo color, eliminar todos los medicamentos, bombas que eliminan todas las piezas que se encuentren en su radio de acción y vacunas de efecto horizontal, vertical y total (mezcla de las dos anteriores) que eliminan cápsulas y bacterias de las filas en las que caigan.
Además de estas tenemos otras supercápsulas exclusivas para los duelos, ya sea contra la CPU o contra un jugador, pudiendo causar o ser víctima de efectos negativos como la imposibilidad de girar las cápsulas, el acto de invertir los controles izquierda-derecha o acelerar el descenso de las cápsulas.
Además de los modos Dr. Mario y Dr. Luigi tenemos el modo Bactericida, donde poder controlar la cápsulas básicas a través de la pantalla táctil. Una opción innecesaria que quita precisión y rapidez y que la mayoría de jugadores dejarán a un lado.
Como comentaba, la principal pega que existe con estas supercápsulas, y me refiero especialmente a las del modo duelo, es su escasa variedad. A esto hay que sumarle que muchas veces un jugador es beneficiado en las partidas con supercápsulas beneficiosas que no le aparecen al rival, por lo que en ocasiones los duelos acaban dependiendo del azar en lugar de la habilidad. Si le sumamos el hecho de que son partidas generalmente cortas esto supone una gran pega. Para quienes deseen evitar que el azar les juegue una mala pasada siempre pueden librar duelos en los modos que carecen de supercápsulas, sacrificando de este modo la novedad más destacable en favor de partidas basadas en la destreza y los reflejos.
Además de los mencionados puzles preestablecidos, también se puede optar por jugar al modo Sin Receta, que permite el acceso a partidas ilimitadas y jugar contra la CPU, también tenemos el multijugador local, disponible tanto conectando dos consolas con el juego en cada una de ellas y mediante modo descarga. El multijugador se expande al modo online, que ofrece partidas Dr. Mario y Dr. Luigi con y sin supercápsulas. Si bien el modo online es también básico y con pocas opciones, tiene a favor el hecho de que va como la seda cuando se encuentran jugadores contra los que jugar. Además, otro pequeño aliciente del online es la posibilidad de comprobar la posición alcanzada en la clasificación mundial de cada uno de los modos de juego.
Quizás Dr. Mario: Miracle Cure no sea ese medicamento que sepa a gloria y además sea efectivo. Quizás sea de los medicamentos de toda la vida, con sabor amargo pero que dan resultados. Por eso, pese a que el juego no logra explorar con esmero nuevas posibilidades que ofrezcan frescura y diversión, sí consigue mantener el tipo y, sobre todo, la base de la fraquicia Dr. Mario, siendo un fiel retrato tanto del clásico como del spinoff centrado en Luigi, claro está, esta vez con multijugador online, local, y supercápsulas.
Fundador, redactor jefe y editor de Deculture.es. Jugón desde la vieja escuela, amante de JRPGs y SRPGs, a poder ser de estilo clásico. Lector de cómics, amante del manga clásico.

- Incluye los modos Dr. Mario y Dr. Luigi
- Modo multijugador online
- Se agradece el modo descarga para el modo local
- Un juego que no arriesga y que no aporta frescura
- El modo Bactericida es totalmente prescindible
- Se echa de menos un modo historia, nuevas supercápsulas e incluso nuevos personajes