Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas. Está claro que con Bayonetta 2 eso no es cierto, pero, ¿y el análisis? Porque después de analizar su precuela, cualquier cosa que pueda seguir contando sobre la saga va a saber a poco. No obstante, es hora de hablar de una de las más anticipadas obras de Wii U.
Platinum Games lo ha vuelto a hacer, por descontado. Es sólo el tercer título de la desarrolladora que tengo el placer de jugar (tras el original y The Wonderful 101 y ya han sabido engancharme como uno de sus acérrimos fans. Pero dejemos de tirar flores al equipo de Kamiya (aunque de hecho el título que nos ocupa fuese dirigido por Yusuke Hashimoto) y pasemos a considerar la verdadera duda sobre el título. ¿Es más, y mejor?
El tiempo pasa para todos, está claro. Y estos añitos de diferencia entre entregas han permitido afinar más a la Bruja de Umbra. En primer lugar, el apartado técnico: todo pinta y suena mejor. ¿Escenarios que quitan el hipo? Por supuesto, vamos a recrear Venecia. Y añadámosle vistas con mayor distancia de dibujado y detalle. Y algo más de terreno para explorar. No mucho, pero lo suficiente para poder tener recovecos en los que esconder un objeto o portal. ¿Animaciones aún más cuidadas que en el original y más movimientos? Adelante. Y a una buena y saludable tasa de frames por segundo, por si acaso.
¿Música memorable? Su tema principal, Tomorrow is Mine se nos meterá en la cabeza desde el minuto cero, especialmente si nos paramos a escuchar la letra, que simplemente habla de lo que mola nuestra bruja favorita y del craso error que ha sido enfrentarse a ella. ¿Un doblaje lleno de carisma y acentos británicos? Adelante. Y de regalo, como en el port del original en Wii U, una completa localización al japonés.
Todo halago es poco cuando hablamos de un apartado técnico que coge el predecesor y lo mejora hasta los mayores límites del estudio. De hecho, la mejora técnica nos ayuda a sacar a personajes como Jeanne del uncanny valley sin perder lo sumamente rocambolesco (ya hablábamos en el anterior análisis de que exageraba deliberadamente las proporciones de lo «sexy» con cosas como piernas kilométricas o figuras imposibles) del diseño que caracterizaba a la primera entrega, algo que es digno de mi aplauso.
La historia de nuevo, acompaña. Quizá alguno se me lance al cuello por decirlo, pero que en un título de estas características pueda acompañar ya es suficiente meritorio. Eso sí, se expande el maravilloso lore (la verdadera miga narrativa y de transfondo de la franquicia) que deja el universo mediante coleccionables y algún que otro detalle durante las conversaciones, pero la campaña principal no ofrece nada más que un argumento que se limita a hacer su trabajo de acompañamiento sin pasar verdaderamente como una gloria. Pero, como ya dije, ¿y eso qué importa aquí?
El mayor cambio de equilibrio en este título es que esta vez también habremos de combatir hordas de demonios que, en conjunción con los nuevos ángeles enemigos (y otros tantos antiguos) darán una variedad en el combate aún mayor que la que tenía su predecesor. Variedad que también se ve alimentada por un crecimiento del arsenal de la Bruja de Umbra (ya sea gracias a sus armas equipables o a las que dejan caer sus enemigos) y sus respectivos combos asociados.
También se unen a la fiesta nuevas mecánicas, como el combate aéreo o el submarino, poniendo sobre la mesa combates más imaginativos y con una diversidad de formas de afrontar a los enemigos bastante notoria, o un mayor número de secuencias en las que Bayonetta no luchará sola contra sus enemigos, pudiendo ser ayudada por aliados (nuevos o viejos). Una decisión que hace el juego un poco más fácil pero aumenta la espectacularidad y las ideas para aumentar tu marcador de combo.
Otra novedad de la segunda entrega es el Clímax Múltiple, un modo cooperativo online en el que enfrentarnos a hordas de enemigos con un amigo o desconocido (o junto a la CPU) para obtener jugosas recompensas en hasta 53 versículos distintos. ¡Y podremos elegir entre cinco personajes!
¿Que no nos gusta cooperar? Tranquilos, podremos seguir jugando en solitario en los Capítulos Perdidos del Entrenamiento de Brujas. O revisitar la historia principal para mejorar nuestras puntuaciones y hacernos con más halos para obtener armas, piezas de equipo o habilidades mejoradas. O, por qué no, trajes y accesorios variados. ¿Personajes de Nintendo? Perfecto. ¿Trajes de animadora? Muy bien. ¿El diseño original del personaje en la primera entrega? De acuerdo, pero con mayor poligonaje. ¿El acceso al jefe secreto? Ahí lo tienes. De hecho, vas a tener que echar muchas horas si quieres hacerte con todo.
De nuevo, Bayonetta 2 acierta en el blanco: un juego completo, divertidísimo y rejugable, mejorando en todos los aspectos a su precedesor. Si te gusta el género, es un imprescindible, porque, aunque se pierda el factor sorpresa que podría tener el original, sigue siendo una gran experiencia. La primera vez que lo juegas y la enésima en la que estás intentando hacerte con ese trofeo de platino puro que se te escapa entre los dedos.
Y tiene sus cosas que me he dejado en el tintero en este pequeño resumen de «por qué es más y mejor». Cosas que podrían bien no caber en esos puntos (por ejemplo, la traducción al castellano se ha mejorado sustancialmente) o que sí que hay algo que no acaba de alcanzar el nivel del primero (especialmente, los últimos compases de la campaña principal, pero ya habremos tenido ciertos combates que lo habrán compensado cuando hayamos llegado a ese punto).
Pero si hay algo que me entristece de este Bayonetta 2 es su radical disminución de referencias a SEGA. Sí, queda alguna, pero esa magia ya no está. Tampoco podría decir que «han cambiado a SEGA por Nintendo porque son ellos los que le dan la pasta». No. Lo de SEGA era una carta de amor. Lo de Nintendo era un «gracias por salvarnos la vida y por dejarnos usar tus personajes». No es lo mismo. Y me duele como fan de la compañía del erizo azul.
Por lo demás, me reitero. Bayonetta 2: más y mejor.
«Mi título dice que soy Ingeniero en Telecomunicaciones. Mi puesto de trabajo, que soy desarrollador de software. Pero mi corazón me hace creativo.»
Y es que no podía comenzar a escribir estas líneas sin parafrasear la célebre cita de Satoru Iwata que tan bien define mi dualidad y, ya de paso, mi amor por el mundo del videojuego.

- Más, mejor, y aún maravilloso
- Mejor rendimiento que el de la precuela
- Carismático hasta rabiar
- Deja de lado la faceta de carta de amor a SEGA
- El jefe final no está a la altura del primero