Al contrario que el capítulo anterior, el final de temporada de La heroica leyenda de Arslan obliga a ponerse un poco las pilas. Pero es evidente que dar ritmo a una historia en sus últimos 20 minutos de duración no tiene demasiado sentido.
Los temores de que una temporada tan corta no darían para mucho se han cumplido. Mirando con retrospectiva, todo comenzó muy bien, con intensidad, sin tanto blanco y negro. Arslan era traicionado una vez más por su padre y obligado a buscarse la vida; la alianza entre los lusitanos y Hermes se rompía y, en general, parecía que se nos iba a dar una serie de verdaderos conflictos políticos. Lamentablemente, poco a poco quedó claro que el drama iba a quedar en un lugar secundario; no se han desvelado nuevos secretos, sólo se han insinuado —por ejemplo, la maldición que acecha a la familia real— los nuevos personajes son muy débiles y no tienen lugar para desarrollarse y básicamente todo ha consistido en seguir las aventuras de Arslan y Hermes, que salen triunfantes en cada desafío que afrentan. Los momentos más reveladores a nivel de trama principal han sido la actitud de Tahamenay, quien demuestra tener sentimientos, y que ahora parece estar de lado de Andrágoras para proteger a su hijo… Que bien podría ser Arslan o cualquier otro. Pero no se han arriesgado a tratarlo.
El capítulo final no ha sido una excepción. Gran parte de la emoción se ha desmoronado: los lusitanos han perdido todo interés como enemigos; Guiscard no parece tener un poder real, Bodin es rápidamente ridiculizado por Hermes —sinceramente, espero que Hermes pague caro el haber jugado con él en vez de matarlo— y se da a entender que las fuerzas en general de los invasores son demasiado débiles. El conflicto se enfoca más hacia quién entre los parsis tendrá el trono, pero igualmente es algo que no se toca en esta temporada.
Todavía me cuesta creer que Arslan haya terminado esta suerte de interludio sin tomar una verdadera decisión por sí mismo hasta el último instante… E, incluso esta, sólo son palabras al viento —además de escuchar la loca propuesta de Etoile—. Si acude a Ecbatana es gracias a que su padre decide atacar, s decide enfrentarse a él es porque Etoile se lo ha pedido, no por otra cosa. La serie ya no plasma ninguna clase de verdadero conflicto ni peligro, se ha vuelto dolorosamente idealista. Está bien que Arslan tenga una actitud pacífica, pero al final se deja de lado todo lo que los lusitanos han hecho para tenerle lástima a Etoile, que no podría tener una actitud más estúpida. Me cuesta creer que sea un soldado. Desde luego, la anterior temporada le hizo un cambio brutal de personalidad, pero convendría no olvidar que acudió a Ecbatana a matar y que negocia con Arslan cuando ya no tiene más aliados entre su gente. Sólo entonces propone, como bien resalta Narsus, sin ningún poder para hacerlo, una retirada total de los lusitanos. Supongo que lo más fácil es no pensar y creerse que tiene sentido que esta historia juegue por el camino sencillo y agradable, pero resulta francamente decepcionante y poco realista. Si se hubiera enfocado más la necesidad de reconquistar Ecbatana y luego como extra la decisión de Arslan de perdonar a los lusitanos, habría estado bien. Pero mientras la música esperanzadora suena, la serie me recuerda demasiado a un anime para niños donde se nos promete que las cosas acabarán siendo felices, en vez de recordarnos que esta serie comenzó con destrucción y muertes injustas porque era mucho más creíble.
En cuanto a personajes… Teniendo en cuenta que esta es la historia de Arslan, me sorprende que este no haya cambiado apenas. Los animadores están demasiado interesados en mantenerlo como un adorable protagonista que en hacerlo madurar y sólo recuerdan de vez en cuando que deben meterle un discurso para que haga el papel de líder. Si tuviera otro tipo de personalidad o sus conflictos internos se trataran de formas más interesantes, habría sido entendible que se mantuviera como un joven obediente. Pero es que ni siquiera mueve un dedo sin preguntar a Narsus. ¿Que es parte de su personalidad? Sí, pero esa personalidad ya debería estar más crecida a estas alturas.
Es evidente que su papel como «mecanismo» de cambio es importante, pero un príncipe que aspira a ser rey, ¡el rey que en teoría desea la gente nada menos!, no puede permitirse ser pasivo. Con eso no quiero decir que esperara que Arslan se lanzara a la batalla en primera línea. Sólo que hubiera un poco más de protagonismo e inteligencia política que no fuera un constante regodeo de los guionistas en lo maravillosamente especial que es el grupo.
En definitiva, la temporada, sin llegar a ser mediocre, ha sido muy poco interesante. Un final abierto —como es comprensible, aunque sea poco satisfactorio— después del único capítulo que realmente ha tocado esos puntos tan fascinantes de la serie: las relaciones geopolíticas de las diferentes fuerzas enfrentadas. Todos estos temas comprimidos a la fuerza podrían haberse desarrollado mejor en uno o dos capítulos si se hubiera organizado mejor la temporada. No es que no vea qué es lo que pretendían conseguir, pero evidentemente si no se valora bien el tiempo que se tiene para desarrollar una historia, el resultado va a rozar demasiado el fracaso.
¿Habrá una tercera temporada? Viendo lo que recaudó la primera, es poco probable. Quizás el formato corto ayude en Japón, pero es muy difícil de decir. Probablemente los que queramos continuar y averiguar quién se queda con el trono de Ecbatana tendremos que esperar al manga de Arakawa o aprender a leer en japonés.
Redactora de artículos variados (Neon Genesis Evangelion, Utena, Nier Automata, Berserk, D.Gray-man) sobre worldbuilding, personajes o narrativa. De vez en cuando alguno de opinión. Tengo un blog donde hago lo mismo pero con libros.
La heroica leyenda de Arslan
La heroica leyenda de Arslan es una serie de novelas fantásticas de Yoshiki Tanaka. Cuenta con dos adaptaciones al manga, una en 1991 de manos de Chisato Nakamura y otra de Hiromu Arakawa, la renombrada autora de Fullmetal Alchemist, en 2013. A partir de este último se ha realizado una al anime de mano de Liden Films, si bien ya existía otro en formato OVA también de los años 90. La historia sigue las desventuras del príncipe Arslan, heredero de la corona del rico reino de Pars, que súbitamente se ve obligado a luchar por liberar a su reino y salvar a sus padres de la invasión de los radicales guerreros lusitanos.
Con una serie de compañeros de lo más variopintos, que van desde el mejor guerrero del reino, su viejo amigo, un pintor fracasado pero increíble estratega y hasta la hija de un merecenario, Arslan debe proteger Pars de las invasiones exteriores de los reinos de Sindhura y Turan, jugando con las alianzas políticas, mientras intenta encontrar una forma de retomar la capital Ecbatana. En su camino se interpondrá el misterioso hombre de la Máscara de Plata, que desvelará muchos secretos del pasado de la familia real, así como los oficiales lusitanos. Pero no todo es blanco y negro y Arslan encontrará que hay muchos parsianos deleznables y lusitanos que no actúan tan movidos por la maldad como por el fanatismo.
Mientras que buena parte de la primera temporada toma como referencia el guión del manga de Arakawa, en la segunda ya se siguen directamente las novelas de Tanaka.
Su adaptación más reciente a formato anime se estrenó en abril de 2015 y en julio de 2016 comenzó la segunda temporada con Liden Films y Sanzigen (sustituido en la segunda temporada por Felix Film) como los responsables de la adaptación. Ambos se han licenciado en España gracias a Yowu Entertainment. El manga de Arakawa, por su parte, llegó a España en 2015 con Norma Editorial.