Impresiones: ‘Generaciones Pokémon’ #4

El mítico Gyarados Rojo

Llega el cuarto episodio de Generaciones Pokémon y con ello, el una nueva y breve entrega de las impresiones de un servidor sobre esta serie de cortos que ponen una capa animada a nuestra nostalgia. En esta ocasión, el elegido será el incidente en el Lago de la Furia.

#04 – El Lago de la Furia


Por fin dejamos la primera generación que nos dejó tan buenos recuerdos como la desaparición de Giovanni o el Alto Mando de Kanto para aventurarnos en la segunda… ¿o en la cuarta, quizá? No, no estoy patinándome, sólo quería decir que tengo bastantes motivos para pensar que hay suficientes elementos de Oro HeartGold Plata SoulSilver para no decir tajantemente que ataca a la nostalgia de principios de milenio con Oro y Plata.

Sea como fuere, nos trae a una escena familiar a los jugadores: infiltrarse en la base del Lago de la Furia para parar las ondas de radio que están volviendo locos a los pokémon locales y haciéndolos evolucionar de forma forzada. Y, lo que es peor, impidiéndonos escuchar la radio.

Pero no se centra en nuestro protagonista la secuencia, sino que, como ya ocurrió en anteriores capítulos, se centra en un prisma externo. En este caso Lance, Campeón de la Liga, que también nos encontramos en el edificio intentando sabotear los planes del Team Rocket. Y realmente, se me hace difícil contar más que la premisa para destacar el argumento, aunque sí que hay algunas cosas que me han llamado la atención, como esa forma de mostrar a unos reclutas del equipo villano a medio caballo entre los divertidos payasos a los que estábamos acostumbrados (Jessie y James, para más señas) y unos miembros competentes de la organización. Eso sí, el Power Walk que se marcan minuto y medio entrado el episodio es más digno de una pandilla ligeramente pasada de copas en una discoteca que de unos amenazantes lacayos de una organización mafiosa.

De hecho, si decía lo contrario en El Aspirante, aquí tengo que hablar claramente de una animación no muy constante, con algunas escenas que pueden estar a la altura y otras que dejan a One Piece a niveles inalcanzables. No obstante, el resultado medio no es tan malo.

Donde sí que tengo que hablar bien es en la forma de aprovechar los talentos naturales de los Pokémon y sus condiciones físicas, como la velocidad de los Electrode o la potencia aparente de Dragonite. O de la música, bien adaptada a la animación y con regusto a videojuego, pero no «música de un juego».

Eso sí, las apariciones de Oro (o Eco, pero es que tengo más fresco el manga que los títulos de Nintendo DS) se me antojan escasas. ¿Le veremos en un futuro episodio más en su esplendor?