Reseña: ‘Pokémon Oro, Plata y Cristal’ #1

Nuestro mundo es diferente

Ah, los noventa. Todavía no habían sonado las campanadas que auguraban un pernicioso efecto 2000 cuando los japoneses ya disfrutaban de la segunda generación de monstruos de bolsillo y no tardaron Hidenori Kusaka y Mato en llevarlos a las viñetas con el tercer capítulo (porque así de confusos son, llamando capítulos a los arcos argumentales y rondas a los episodios per se) de Pokémon Special. No obstante, la versión de Norma Editorial llamaría a esta saga Pokémon Oro, Plata y Cristal en aras de la simplicidad.

Y si bien la numeración española nos presenta un destacado número uno en el lateral, es al cinco al que deberíamos hacer caso, ya que se halla relacionado de forma totalmente directa con los cuatro primeros tomos, comenzando desde Pokémon Rojo, Verde y Azul y pasando por Pokémon Amarillo, de la misma forma que los juegos de Game Boy no dejaban de hacer referencia a la precuela. No obstante, y por tratarse de una saga nueva, intentaré mantener los spoilers de este tomo al mínimo. ¡Pero cuidado si no has leído Amarillo!

De todas formas, si lo que quieres es conocer un poco más sobre este manga a niveles básicos, te recomiendo una lectura a la reseña del primer tomo:

Hecho el típico disclaimer, entremos en materia. Pokémon Oro, Plata y Cristal es, como ya he adelantado, una secuela argumental de Amarillo. Veremos, y no en poca medida, a Rojo, Azul, Amarillo, el Profesor Oak y muchos de los actores a los que hemos tomado cariño anteriormente. No obstante, nos presenta un nuevo elenco de personajes que, a pesar de estar basados en los tropos más arraigados de la Historia del videojuego son capaces de presentar una personalidad y tratos distintivos respecto a los héroes de otras entregas.

Muestra de ello es nuestro nuevo protagonista, Oro. Un chico algo simple y alejado de la idea troncal de la franquicia (hacerse con las medallas de gimnasio, capturar cuantos más pokémon mejor y vencer en la Liga), el muchacho ve su viaje motivado por asuntos a medio camino entre el egoísmo y el altruísmo, ya que su motivo para salir del pueblo es el robo de un Totodile en el laboratorio residente. En gran parte, por reunir al Cyndaquil con su amigo, pero por su cuenta sólo quiere zanjar el enfrentamiento con Plata, el ladrón. De hecho, su momento definitorio como personaje es cuando afirma que para él los Pokémon, más que amigos o compañeros, son camaradas.

De primeras nos presentan al protagonista como un chico ingenioso (si bien no tan involucrado en el combate como su predecesor o de Negro, del que ya he hablado aunque sea de forma anacrónica) que es capaz de salirse con la suya gracias a una buena puntería, a su pericia en el billar (lleva un palo a todas partes y no tiene problemas en usarlo con sus pokéball) y en mayor medida, a su terquedad, avanzando con clara determinación contra cualquier obstáculo o contratiempo.

Su rival, como ya recordaréis del título de consola, es un poco capullo, egoísta y con su propia agenda por encima de las normas. Tranquilos, aquí al menos tendremos justificación en la historia y algo de trasfondo, además de una evolución clara y constante de ambos personajes (y eso que sólo acabamos a un cuarto del arco argumental).

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En lo que a lo que nos cuentan respecta, esta entrega hace aún más esfuerzos en divergir del material de base que Rojo, Verde y Azul ignorando, desde el punto de vista del protagonista, toda la trama de los gimnasios (aunque por otro lado se nos presentan historias como Céfiro llegando a su puesto de líder o cómo acabó Azul dirigiendo el a cargo de las medallas de Ciudad Verde), lo que permite también tomar cierta libertad de secuencia respecto al orden de gimnasios.

Por otra parte, sí que respeta los eventos originales del juego, como la presencia Rocket en el Pozo Slowpoke, el creador de pokéball a través de los bonguri y otros tantos más, en ocasiones ampliando su contenido y en otras tantas cruzándolo con las tramas propias del manga que venían establecidas de antemano, por lo que es capaz de ser una experiencia bastante fresca que por un lado nos resuelve dudas que sólo podíamos imaginar y por otra nos cuentan un relato nuevo con actores misteriosos que no conocíamos de los videojuegos.

Además, tengo la sensación de que el humor ha sabido cambiar su forma para adaptarse a los nuevos protagonistas, y con ello el dibujo. Al tratarse de muchos chascarrillos de tipo slapstick (pobre Oro, ha sufrido más de una y de dos lesiones por arrancarnos una carcajada), muchos de los dibujos son más tontos y de proporciones menos realistas, algo que juega en su detrimento en momentos que no sabes si debes o no tomarte en serio.

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Una cosa que sí que me ha gustado de forma general es cómo este manga es capaz de mostrarte muchas de las novedades jugables (como el pokégear, los nuevos monstruos o las evoluciones divergentes) de una forma tan orgánica sin tener que tirarte el yunque sobre la cabeza diciendo «eh, mira, esto existe, mira cómo mola, qué útil es», como hacen otras adaptaciones. Sí, que de repente todo el mundo tenga radio cuando nadie contaba con ella un tiempo atrás es extraño, pero la transición es lo más cómoda posible.

En resumen, y sin contar demasiado de lo que ocurre para dejaros que disfrutéis de ello si habéis venido a esta reseña por indecisión y no por ver qué opino de lo que ha ocurrido, Pokémon Oro, Plata y Cristal es capaz de reflejar lo que supuso para nosotros el juego a principios de milenio: una secuela a Rojo, Verde y Azul, algo distinto y un mundo diferente, un mundo que hay que ver. Si los siguientes tomos serán capaces de suscitar nuestro interés aún es un misterio, pero las bases son sólidas.

Ah, y sale Chano con su majestuoso Rattata.
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Pokémon Oro, Plata y Cristal #1
Lo mejor
  • Los nuevos personajes no parecen reemplazos
  • Una historia desvinculada de los gimnasios
  • Responde algunas preguntas que nos hicimos de niños
Lo peor
  • A veces el dibujo parece humorístico cuando no debe