Análisis: ‘Guacamelee! Super Turbo Championship Edition’

¡Cachito de mi corazón!

El otro día me levanté con ganas de rejugar algo. Rejugar, vaya, qué complicado suena eso en una actualidad en la que los videojuegos me llegan mucho más rápido de lo que puedo despacharlos. Esto daría hasta para escribir  Así que eché un vistazo entre mis títulos digitales y di con la solución perfecta: Guacamelee! Super Turbo Championship Edition. Pude disfrutarla versión original en PC allá por su lanzamiento en 2013 (y la disfruté bastante) y era consciente de su relanzamiento para la (por aquel entonces) nueva generación de consolas.

Así que sabiendo que era un juego cortito y que me ayudaría a relajarme de tanto JRPG y novela visual, me adentré en el título. Con el código para acceder directamente al modo difícil (venga, con un par de huevos) y sin saber muy bien cuáles eran los añadidos jugables de esta versión, me lancé a la partida.
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Y es que, enfocando este análisis desde una perspectiva tradicional, he de comenzar el análisis por el principio. Ya habréis intuido por las imágenes que acompañan a este análisis la temática del juego, centrada en la fiesta mexicana del Día de Muertos (lo que para nosotros es la no tan animada festividad de Todos los Santos). Con precedentes como El Libro de la Vida o la venidera película Pixar Coco, todos asociamos dicha festividad con explosiones de color y música estereotípicamente mariachi en el día del año que el Mundo de los Muertos está lo más cerca posible del Mundo de los Vivos.

Huelga decir que dicha premisa es capaz de dar una personalidad muy definida al apartado artístico del juego, siempre vívido, brillante y reminiscente de la animación de recortes de papel con unas propuestas de diseño muy atractivas, desde chupacabras voladores a esqueletos vestidos de conquistador. Colores cálidos en el Mundo de los Vivos, fríos en el Mundo de los Muertos, pero siempre llamativo, decorado con la multitud de efectos de los diversos ataques, tanto de nuestros protagonistas como de los enemigos.

Quizá su punto débil sea la historia, muy básica y prácticamente una excusa para poner en marcha toda la jugabilidad. Al menos, cada uno de los personajes está claramente definido y con un trasfondo justamente planteado (eso sí, no esperéis unas ideas de impresión). Y, lo más importante, aunque la premisa no llegue más allá de «rescata a la princesa» (bueno, la hija del presidente, que allí no hay monarquía) se justifica a la hora de poner a Juan Aguacate, el protagonista, repartiendo estopa contra un villano esquelético que pretende unir los dos mundos.

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Y es que el juego mezcla el mundo del beat’em’up con el, y perdonadme los que odiáis el uso de esta palabra, metroidvania. El luchador irá desbloqueando diversas habilidades gracias a un viejo mentor (y una muy obvia referencia a Metroid) o los villanos que derrota, que le permitirán acceder a nuevas zonas y resolver distintos puzles de plataformeo para avanzar por el juego y desbloquear secretos. ¡Y además, los necesitará para combatir a los cada vez más agresivos enemigos! Mejorar la movilidad, cambiar de dimensión para acceder a zonas a las que antes no podías, ¡e incluso una transformación!

De hecho, el título de Drinkbox Studios nos trae mucho humor, tanto narrativo como referencial. Especialmente de lo último, ya que no pararemos de ver referencias a obras bienamadas por muchos, como carteles con versiones de luchador de Mario y Luigi, de Link o carteles publicitarios de Simulador de Cabra (Goat Simulator) o una tienda de recursos de minería (con su pico pixelado) que, en el Mundo de los Muertos pasa a ser una tasca llamada The Nether Portal. Pero tranquilos, no arruinaré todas las sorpresas para el que realmente se sienta volcado a jugar a Guacamelee tras este análisis.

El equilibrio entre ambas facetas jugables es muy preciso y, con una curva de aprendizaje bastante acertada, es capaz de llevarnos hasta retos que en ocasiones nos harán desear tirar el mando contra la pantalla. Muestra de ello es El Infierno, una de las nuevas áreas añadidas desde la versión original, que nos propondrá diecisiete exigentes retos en los que obtener una medalla de oro. También será exigente nuestra búsqueda del 100% del juego, que nos exigirá hacernos con hasta el último de los secretos y misiones secundarias que nos pueda ofrecer el juego, haciendo que al final el tiempo que nos peguemos enganchados a la pantalla sea bastante mayor del que estimaba originalmente el juego.

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Los cambios respecto a la versión original, de hecho, son capaces de justificar dar una segunda pasada al juego. Además del ya mentado Infierno y el resto del contenido descargable (como, por ejemplo, los diversos trajes que pueden llevar Juan y Tostada, la misteriosa guía que puede unirse a nosotros como segundo jugador), incluye dos nuevas áreas que alargan significativamente la duración del título original y explota al máximo las capacidades del título incluyendo hasta nuevas mecánicas jugables.

Además, existe un nuevo pack DLC que nos permitirá usar a los villanos y a Uay Chivo como personajes controlables. Desgraciadamente, hablamos de una adición muy parca a lo que puede ofrecer, ya que no es capaz ni de presentar un set de imágenes completo para los personajes (por ejemplo, la animación de Cara Flama se para al agacharse y ninguno de los trajes tiene un rediseño para el modo Intenso) y el resto de aportaciones al juego se resume a un puñado de logros mal implementados. Una pena, ya que podría haberse tratado de un broche de oro para un juego que lo merecía.

Sin duda, Guacamelee! es un juego que tiene mucho que aportar y una apuesta fresca dentro de un género que, desgraciadamente, no presenta demasiadas novedades hoy día. Un juego que hoy por hoy vale tanto como en su lanzamiento tanto en estética como en planteamiento jugable. Probablemente, uno de los indies más indispensables que podréis jugar hoy día.

8.7
Guacamelee! Super Turbo Championship Edition
Lo mejor
  • Un metroidvania como los que ya no hacen
  • Gráficos y sonido brillantes y llamativos
  • El humor referencial es digno de aplauso
Lo peor
  • El DLC es vergonzoso.
  • Si no vas a completar el juego, se te puede hacer corto