El tercer tomo de La heroica leyenda de Arslan, el segundo lo podéis leer aquí, tiene cosas muy buenas y… cosas malas. Terribles.
Entre las buenas, de manera muy sucinta diré que está la mejora de los fondos: se nota que Arakawa ya entra a temas que le interesan y pone algo más de esfuerzo. Aun así los personajes siguen estando bien perfilados incluso si en ocasiones las caricaturas que pretenden inspirar terror se van un poco de mano. Pero nuestra querida mangaka sigue sin saber dominar a Arlsan excepto en alguna escena donde demuestra tener fuerza de voluntad. Una lástima.
En temas de historia, comenzamos con un cruce de personas. Hay un gran guiño gracioso para los que vienen spoileados entre el encuentro de Étoile y Elam al principio del manga. Elam ha ido a Ecbatana a averiguar a dónde van los soldados de Kharlan y para ello se ha disfrazado de mujer. Étoile, cuyo nombre todavía no conocemos, intenta salvarlo y se encuentra con un espectáculo interesante y bastante sangriento. Pero lo importante es cómo acaba la escena: todos los esclavos se están desesperando. Se han rebelado contra sus amos con la esperanza de obtener beneficios, pero los destructivos lusitanos no tienen la intención de dárselos. Esto, a su vez, conecta con la idea de que los invadidos tampoco están libres de críticas: Kharlan parece un traidor a los ojos de lusitanos y a los habitantes de Pars; él se considera fiel a Máscara de Plata, pero a cambio sus métodos son más que cuestionables porque solo pretende hacer salir a un príncipe —que, como bien dice él mismo antes de morir, no ha hecho nada malo—.
Gieve sin ir más lejos tiene un sentido de la justicia curioso cuanto menos y claramente es un aprovechado. Étoile será fanático, pero no es mal chico y es capaz de incitar a Arslan a leer sobre el culto lusitano sin querer matarlo nada más verlo —como detalle, me ha encantado que nos digan su nombre cuando hace algo bueno: compartir una parte de sí mismo—. Siempre es interesante ver cómo se deja de jugar tanto al blanco-negro para pasar a más tonos de gris.
Pero todavía lo es más que se nos desvelen detalles importantes de la trama. Más allá de cómo tener a Narsus de parte de Arslan nos asegura que en general no se va a perder una batalla —lo cual, a la larga, podría resultar bastante aburrido—, averiguamos que Andrágoras sigue vivo, que Kharlan ha cambiado de lealtades porque ha reaparecido el príncipe del hermano mayor de Andrágoras… Y nos confirman la existencia de la magia con los djinns de Farangis y los misteriosos hombres que ayudan a Máscara de Plata.
En el tema de Máscara de Plata reconozco que me siento francamente decepcionada la precipitación de la presentación. Hiromu Arakawa pretende que sea una sorpresa, pero casi parece sacado de la nada. En la novela se habla más o menos desde el principio de que Andrágoras sustituyó a su hermano mayor Osroes y que parece que la dinastía busca que los hermanos se enfrenten entre sí por el trono, dando a entender que hay conflictos que podremos ver en el futuro. Aquí… casi tiene un sabor a telenovela. A la vez, los traslados de personajes me parecen muy simples y fáciles teniendo en cuenta que son hombres buscados por todo Pars, pero Daryun y Narsus consiguen infiltrarse sin problemas en Ecbatana. A cambio los vemos interactuar como viejos camaradas y con mucha naturalidad, pero no creo que sea suficiente para justificar, ni siquiera siendo unos fuera de serie, la tranquilidad por la que se mueven por todos lados.
Por lo menos se salva un poco la escena con el enfrentamiento con Máscara de Plata, que es un enemigo formidable y no un aburrido extra al que matar sin más. Por una parte se nos recuerda que este está muy dolido por la muerte de su tío y también se nos desarrolla a Máscara como alguien increíblemente vengativo y cruel, pero que sabe donde están sus límites… siempre que no esté delante de Andrágoras, claro.
En relaciones también podemos hablar del paulatino desarrollo de Elam, que al principio parecía no soportar al príncipe, con Arslan… que ahora es quien se siente excesivamente sobreprotegido. Sin duda de aquí va a nacer una curiosa amistad, ya que Arslan no parece tener problema en relacionarse con inferiores y claramente respeta a Elam, a la vez que este cada vez ve menos al príncipe como un niño mimado e inútil. Sobre Farangis, de la que hablaré en nada, y Gieve… Bien, no hay relación. Gieve habla con un muro —por suerte— contra el que rebotan todas sus palabras. Pero eso aísla a ambos personajes y es una lástima; esperemos que se solucione en los siguientes volúmenes.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de este tomo es cómo se presentan las divisiones entre los lusitanos. No todos son tan radicales como el monstruoso Bodin —siempre tan divertido de ver. Lo siento, Arakawa, pero no has conseguido hacerle imponente— que se atreve incluso a amenazar al rey públicamente por intentar casarse con Tahamenay. Aun así… la presentación de los lusitanos vs los amables parsis es demasiado radical. Sí, he comentado que los parsis comienzan a aparecer como seres más grises pero el contraste es abrumador. Además de históricamente extraño siendo casi una copia literal de lo que sucedió en realidad en muchos aspectos. En este tomo Arakawa comenta que le sorprende lo muy influenciada que está Persia por el Islam y lo cierto es que en realidad la invasión lusitana está inspirada no por las Cruzadas sino por una mezcla de estas y de la conquista islámica —aunque fueron estos quienes destruyeron Persia e hicieron todas las atrocidades que se narran en esta historia—. Pero en el manga (y el libro) se relaciona exclusiva con la religión cristiana. En realidad no hay mucha diferencia pero ya que Arakawa va aprendiendo sobre la marcha y Tanaka demoniza a los cristianos y no a los musulmanes, miedo me da cómo se vaya a tratar la diferencia cultural en La heroica leyenda de Arslan.
Y en fin, pasamos a lo realmente malo. Y es Farangis. Sin duda algunos conoceréis la idea de la Pitufina: la chica que se incluye en el grupo porque tiene que haber una mujer. Farangis está a la altura de sus compañeros en términos de lucha, así que no está solo para alegrar la vista. Y que sea, de momento, la única mujer no es culpa de Arakawa. Al fin y al cabo está haciendo una adaptación.
Sin embargo, su presentación sexista y absurda sí lo es. Cuando vi su diseño sentí que se me caía el mundo. Arakawa precisamente destacaba por crear mujeres con diseños que no sexualizaban a menos que la historia lo exigiera —como es el caso de Lust—. Pero aquí no hay justificación posible y menos si vemos las portadas originales de Arslan (que no las nuevas), donde el traje de la sacerdotisa es mucho más apto para viajar.
No es que el personaje sea malo, al contrario, es normal. Es digno, independiente y sereno, además de tener mucha confianza en sí mismo y en su belleza. Eso está bien. Pero no tiene sentido que se cubra el cabello y lleve una capa para protegerse del frío o se oculte la cara si luego va a pecho descubierto y mostrándolo todo no solo en un viaje, sino en la batalla. Es insultante, es absurdo y una completa y total decepción que no creo que pueda perdonarle nunca a Arakawa.
En fin; los bocetos que nos trae Norma bajo la cubierta son encantadores, en especial los de Étoile viendo por primera vez a un guepardo o Elam frotándose la boca —¿de verdad dejaste que te besara ese tipejo? Ahora me quedaré para siempre con la duda—. La traducción es más que decente y se mantiene sin problemas y la edición es bonita y elegante, con una portada de personaje como viene siendo habitual.
Redactora de artículos variados (Neon Genesis Evangelion, Utena, Nier Automata, Berserk, D.Gray-man) sobre worldbuilding, personajes o narrativa. De vez en cuando alguno de opinión. Tengo un blog donde hago lo mismo pero con libros.

- El desarrollo del conflicto religioso
- Que los personajes vayan ganando tonos grises
- Se nos dan más detalles importantes de la trama
- El sexismo del diseño de Farangis
- Los personajes en búsqueda y captura tienen demasiada libertad de movimiento
- Las caricaturas demasiado exageradas
La heroica leyenda de Arslan
La heroica leyenda de Arslan es una serie de novelas fantásticas de Yoshiki Tanaka. Cuenta con dos adaptaciones al manga, una en 1991 de manos de Chisato Nakamura y otra de Hiromu Arakawa, la renombrada autora de Fullmetal Alchemist, en 2013. A partir de este último se ha realizado una al anime de mano de Liden Films, si bien ya existía otro en formato OVA también de los años 90. La historia sigue las desventuras del príncipe Arslan, heredero de la corona del rico reino de Pars, que súbitamente se ve obligado a luchar por liberar a su reino y salvar a sus padres de la invasión de los radicales guerreros lusitanos.
Con una serie de compañeros de lo más variopintos, que van desde el mejor guerrero del reino, su viejo amigo, un pintor fracasado pero increíble estratega y hasta la hija de un merecenario, Arslan debe proteger Pars de las invasiones exteriores de los reinos de Sindhura y Turan, jugando con las alianzas políticas, mientras intenta encontrar una forma de retomar la capital Ecbatana. En su camino se interpondrá el misterioso hombre de la Máscara de Plata, que desvelará muchos secretos del pasado de la familia real, así como los oficiales lusitanos. Pero no todo es blanco y negro y Arslan encontrará que hay muchos parsianos deleznables y lusitanos que no actúan tan movidos por la maldad como por el fanatismo.
Mientras que buena parte de la primera temporada toma como referencia el guión del manga de Arakawa, en la segunda ya se siguen directamente las novelas de Tanaka.
Su adaptación más reciente a formato anime se estrenó en abril de 2015 y en julio de 2016 comenzó la segunda temporada con Liden Films y Sanzigen (sustituido en la segunda temporada por Felix Film) como los responsables de la adaptación. Ambos se han licenciado en España gracias a Yowu Entertainment. El manga de Arakawa, por su parte, llegó a España en 2015 con Norma Editorial.