En un artículo reciente, mi compañero Manu daba su opinión en un artículo que comparto parcialmente y que hablaba sobre aquello de hacerse llamar otaku y de esa gente que no es persona si no lo llaman así, y ¡Ay si les sacas la verdad de frente! Probablemente varios de entre estas personas (no todos, pues de todo ha de haber en las viñas del señor) te tachen de todo menos de bonito. Es esa gente que hace tan especial esta afición, esa gente que luego es un imán para los que son
Seamos claros, leerse One Piece y Ashita no Joe no hace a un japonés otaku. Allí gente de todas las edades leen revistas y cómics dirigidos a un público generalista, pero no se consideran como tal. Un otaku es una persona obsesionada con una afición que en casos extremos, cuando no le dan (o no leen) lo que les gusta, pierden lo poco que les queda de raciocinio y se les enciende el pilotito de colaborador de Sálvame Deluxe, llamando de todo a todos solo por mancillar lo sagrado de aquello que tanto adora. Y si bien series como Densha Otoko (Otaku in love) o One Piece, así como celebridades que salen del armario de los manga han ayudado a limpiar la imagen del otaku medio nipón, ello no quita que muchos sigan siendo personas obsesionadas que se creen dueñas de lo ajeno. Y vuelvo a insistir, no todos son así, pero los hay en abundancia. Es el lado oscuro del anonimato y el escudo de seguridad que a muchos confiere internet, convirtiéndolos en críticos destructivos, stalkers y difamadores pese a parecer cara al público «un tipo majo». Ellos mismos se crean pequeños círculos, o corrales, donde levantan un muro para escapar de la realidad y hacer de su propio mundo y opinión su propia verdad.
¿Queréis ejemplos? Pues os voy a poner uno de los más recientes, rastreros, machistas y que pone de manifiesto el que las ídolos no sean personas para muchos, sino objetos que han de mantenerse jóvenes y vírgenes para regocijo de algunos de sus fans masculinos, sin opción de tener una vida privada. Y esto no es algo que solo fomente el aficionado masculino obsesionado (algo así como el que se nos muestra en Perfect Blue, sin llegar por supuesto tan lejos dentro de su extremismo), sino también la propia industria que engorda bolsillo mientras come de la irracionalidad de muchos y trata a estas niñas como objetos con contratos que pueden llegar a lo absurdo.
Me refiero a Minami Minegishi, ídolo de 20 años miembro de AKB48. Una revista del cotilleo de por aquellas tierras la cazó saliendo de casa de todo un ikemen: Alan Shirahama, miembro de Generation. Algo que es perfectamente normal para cualquier persona o celebridad con una relación sentimental seria o esporádica no les está permitido a estas jóvenes estrellas de la música.
Destapado el «escándalo», la cantante no solo no mandó a la mierda a la gentuza que la tachaba de puta para arriba, sino que además se ha visto obligada a raparse la cabeza, desprendiéndose así de su preciosa melena para demostrar a sus fans y a su compañía su arrepentimiento y así no perder su puesto de trabajo.
Como ya he comentado, lo que hace a este «escándalo» tan salaz es el hecho de que las relaciones íntimas que mantenga una ídolo tiran por tierra ese halo de virginidad, encanto e inocencia que, para algunos fans masculinos del jpop, envuelve a estas estrellas. Y me niego a pensar que sean todos, pues conozco a varios aficionados a este género musical que son gente totalmente decente y sensata.
Este es su comunicado:
Soy Minami Minegishi, de Umeda Team B de AKB48.
Siento mucho haber causado tanta preocupación al resto de integrantes, a los fans, al equipo, a mi familia y a todas esas personas que hayan leído el artículo en la revista.
*Se inclina pidiendo perdón*
Como miembro de la primera generación de AKB48, grupo fundado en 2005, es mi responsabilidad comportarme como un buen ejemplo a seguir para las más jóvenes. Lamento profundamente lo que en esta ocasión he hecho. Fue un acto desconsiderado y olvidé que soy una veterana del grupo.
Me quedé en blanco y aún hoy sigo siendo incapaz de saber qué hacer. Pero después de haber visto la revista hace poco, sabía que tenía que hacer algo. He decidido afeitarme la cabeza sin consultar a otra miembro del grupo ni al equipo de mi agencia.
Aunque no creo que hacer esto haga que se olvide lo ocurrido, lo primero que se me pasó por la cabeza es «no quiero abandonar AKB48». Aquí están mis amigas, y aquí ví crecer la flor de mi juventud. Para mí es impensable abandonar el grupo al que pertenezco, con tantos seguidores de lo más increíbles y encantadores.
Entiendo que es hacerse demasiadas ilusiones, pero si fuera posible, me gustaría seguir siendo Minami Minegishi de AKB48.
Todo esto es culpa mía.
Lo siento de veras.
Dejaré mi destino en manos de Akimoto-sensei y la dirección.
A pesar de no haber sido capaz de limpiar mi conciencia, quería mostraros lo que siento.
Muchas gracias por escucharme.
http://youtu.be/UlzrIgacADU
De poco le han servido las palabras de arrepentimiento, pues Tomonobu Togasaki, gerente de AKB48, ha decidido degradarla a Kenkyuusei, que es la fase de entrenamiento para después ver si se es apta para formar parte del grupo. Tomonobu cooment aque su acto «es un castigo por la preocupación causada entre los fans«. Es decir, de una de las figuras más destacables e idolatradas ha pasado a ser una simple principiante.
Ya en noviembre de 2012, Yuka Masuda, por aquel entonces miembro de AKB48, renunció a su puesto justo antes de que se filtrara otro caso similar, donde se veía a la ídolo en casa de Issa, miembro de Da Pump.
No quiero terminar este artículo antes sin aclarar que, el hecho de que dentro del fandom de las ídolos haya gente que desee y provoque la humillación como persona y mujer de una joven con derecho a una vida sexual y privada, no implica que todos sean así. Conozco chicos y chicas cuya pasión es el jpop y el mundo de las ídolos y también ven esto que ocurre como una vergüenza.
Como dato adicional, y para comprender en mayor parte a la cantante, comentar que existe la práctica entre algunas jóvenes japonesas de raparse el pelo, bien cuando sus novios cortan con ellas, cuando se sienten terriblemente arrepentidas por algo ocurrido (el caso de Minami) o cuando desean darle un cambio radical a su vida. En casos muy extremos algunas jóvenes toman como opción el suicidio, algo que atañe principalmente a ciertos varones jóvenes y adultos que no ven salida al pozo en el que se han metido y que desde hace años es un tema de especial preocupación para la sociedad japonesa y el gobierno.
Imagen editada por un/una fan de AKB48 y dedicada a «esos» otros fans
Fundador, redactor jefe y editor de Deculture.es. Jugón desde la vieja escuela, amante de JRPGs y SRPGs, a poder ser de estilo clásico. Lector de cómics, amante del manga clásico.