Análisis: ‘Inazuma Eleven 3 Fuego Explosivo’ y ‘Rayo Celeste’

Para ayudar a Mark Evas e Inazuma Japón deberás leer nuestro análisis de Inazuma Eleven 3: Fuego Explosivo y Rayo Celeste para Nintendo 3DS.

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Level-5 ha demostrado a lo largo de los años ser una compañía muy interesante: no solo sabe hacer auténticos pelotazos comerciales medidos al milímetro, sino que también sabe impregnar en ellos una firma especial, un cierto sello; esa es quizás la razón por la cual los juegos de la compañía pueden ser disfrutados a varios niveles, encontrando cada uno (en mayor o menor medida y dependiendo del caso) un poco de lo que busca. En general, la desarrolladora de Akihiro Hino siempre ha sido bastante especial: desde sus comienzos ha tenido cierto énfasis en denotar calidad y mimo en cada uno de sus creaciones, pretendiendo no solo que nos gusten sus juegos (algunos de ellos realmente buenos, con un muy interesante equilibrio entre las mecánicas más japonesas y un pensamiento más occidental), sino que ya desde el primer momento, ya sea en la tienda o en un tráiler de la red, queramos jugar a eso. Que al ver su logo junto en la carátula pensemos que eso va a ser bueno. Que tenemos que comprarlo, porque es Level-5 y porque, más allá de lo puramente vendible, saben hacer su trabajo en una búsqueda mucho más focalizada en el reconocimiento que en lo simple y llanamente comercial. Lo hicieron con el Dark Cloud de PlayStation 2, lo hicieron con un par de Dragon Quest, con la brillante franquicia El Profesor Layton y hasta con el recentísimo Ni no Kuni. Y por supuesto con los Inazuma Eleven, como es el caso de el último título de la franquicia que nos llega a Europa: Inazuma Eleven 3 y sus ediciones Fuego Explosivo y Rayo Celeste para Nintendo 3DS.

Y es que quizás ese es el mejor ejemplo de todo eso de lo que hablaba antes: todo en esta franquicia  está medido y consecuentemente pensado para gustar; desde un atractivo diseño de personajes hasta el algo simplón argumento, pero siempre con el marco de garantizar una muy de agradecer calidad. Es un videojuego pensado sobre todo para esa franja de edad situada entre los últimos compases de la infancia y una taquicárdica mitad de adolescencia: algunos diálogos pueden sonar francamente absurdos para alguien un poco más mayor, con todo ese efecto de la tónica de superación y amistad que destila el juego desde el primer momento, pero aún así es perfectamente llevable si lo aceptamos desde el principio y nos disponemos, en un ejercicio de absoluta creencia, a no cuestionar nada de lo que el juego propone. Claro, el público objetivo tendrá un conjunto más apetitoso, con todo ese entramado de merchandising que lleva saliendo desde que se estrenara aquí el anime (con continúas reposiciones por parte de los dueños de los derechos): desde mochilas (pasando por cualquier material escolar imaginable) hasta el propio manga, que salió en Japón al poco de lanzarse la primera entrega para Nintendo DS, consola donde salió originalmente esta tercera parte (aquí nos ha llegado una remasterización que se hizo para su sucesora, aprovechando de paso el tirón comercial de la misma). En cualquier caso y lo juguemos donde lo juguemos hay algo que,  para los que queremos retos argumentales algo más manidos, alienta a seguir jugando, a aguantar ciertas cosas: los partidos.

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O, más en general, el eje central sobre el que gira la saga: el fútbol. Uno muy extraño, con chavales de estrafalarios peinados que pueden realizar todo tipo de técnicas deportivas imaginables, pero uno muy divertido al fin y al cabo. También ciertamente complicado de manejar de buenas a primeras, siendo algo tramposo —y gratificante— al mismo tiempo: no es extraño que empecemos más de un partido con unos rivales que en una cinemática nos han marcado un gol o nos hayan puesto contra las cuerdas de alguna manera. No es algo muy a tener en contra contra el juego, sobre todo si tenemos en cuenta que el mismo está narrado con un formato muy parecido al de una serie de animación (hasta el punto incluso de tener resúmenes de lo que pasará en el próximo capítulo —el juego está agrupado en diversos de estos— al terminar uno), pero sí es algo que nos puede poner en algún aprieto en una mecánica de partidos en la que, o venimos muy preparados de casa, o nos puede costar adaptarnos. El sistema a primera vista es sencillo y dinámico, sí, pues parece que únicamente consiste en mover a los personajes por el campo a base de direcciones con el lápiz táctil y elegir en el momento adecuado alguna técnica espectacular que nos haga salir del paso (mostradas en 3D en la pantalla superior), pero es cuando se profundiza en la importancia de los elementos base de cada jugador y en los objetos que pueden equiparse (o usar en los partidos) cuando la cosa se vuelve más profunda e interesante, lo que paradójicamente resulta un arma de doble filo, pues hace que deseemos que todas esas muchas veces completamente inútiles y puramente de relleno misiones de exploración (caminar y caminar por pequeños escenarios interconectados por un mapa de Japón) terminen pronto para pasar al siguiente partido. O que directamente vayamos a las múltiples opciones preparadas para encadenar partidos y conseguir fichajes, lo cual da una duración extra impresionante en el juego, lo hagamos como descanso de los partidos «oficiales» del mundial juvenil que se narra o como mero divertimiento posterior a falta de un multijugador online que hubiera hecho que cualquiera de las dos versiones (la diferencia entre estas es que cada una narra, además de la historia de los Inazuma Japón, la de un personaje adicional diferente) hubiese ganado varios enteros.

Esta tercera entrega de la saga ofrece en ese sentido lo mismo que las anteriores (incluido los gráficos a base de sprites con fondos poligonales) pero intentándolo llevar todo de una manera más impresionante argumentalmente: quieren que el que juega —los niños al menos— se motiven, aprendan sobre el compañerismo y disfruten con unos personajes que consiguen cumplir sus metas y objetivos con un balón en los pies. Es el mismo mensaje que se lleva dando a través de series de este tipo más de 20 años, pero esta es su vertiente más moderna. Es algo así como el nuevo Oliver y Benji, y la verdad es que no es un mal producto para ese nicho, ni en la serie (aquí han intentado respetar en la medida de lo posible las voces de la versión animada) ni en los videojuegos. Los seguidores incondicionales de la franquicia, los que ahora precisan de ese mensaje motivante, se encandilarán con ese tan puramente inocente entramado futbolístico de Level-5. Y nosotros, si nos dejamos llevar, es posible que también.

Inazuma Eleven 3: Fuego Explosivo y Rayo Celeste

Nintendo 3DS
Inazuma Eleven 3 Distribuye: Nintendo

Desarrolla: Level-5

Género: RPG, deportes (fútbol)

Fecha: 27/09/2013

PVP: 34,95€

PEGI: 7

Web oficial

Lo bueno:

– Adictiva mecánica de juego durante los partidos.

– Un doblaje al castellano que rescata varias voces del anime.

– Gran variedad de personajes y técnicas.

Lo malo:

– Los diálogos, pensados para niños, pueden resultar absurdos.

– Historia algo sencilla y predecible.


NOTA: 7,5 / 10