Reseña: ‘Ataque a los Titanes’ (manga)

Analizamos la historia del momento

Asumimos la titánica tarea de realizar una crítica de una de las series de mayor éxito reciente: Shingeki no Kyojin, traducido al español como Ataque a los Titanes. La obra, escrita e ilustrada por Hajime Isayama y licenciada en España por Norma Editorial, cuenta actualmente con 11 volúmenes publicados en español (y el 12 a punto de serlo) y 15 en su versión japonesa. Su último volumen, publicado este mes de enero, se encuentra entre los 15 más vendidos en Japón, con un poco más de 52 000 ejemplares vendidos en su primera semana de publicación.

Ataque a los Titanes nos sitúa en un mundo casi apocalíptico en el que los humanos se ven obligados a vivir dentro de un gran recinto amurallado para evitar ser devorados por los titanes que ahora habitan la tierra. Más de cien años lleva la humanidad encerrada entre paredes viviendo de forma pacífica, pero dicha paz pronto se verá interrumpida.

Con una ambientación victoriana, Ataque a los Titanes, de ritmo frenético y trepidante, es una mezcla excepcional de intrigas, confabulación y de aterradoras preguntas con movimientos imposibles, espadas afiladas y batallas intensas a toda velocidad entre los tejados de la ciudad. Seguiremos la historia de Eren Jaeger, principal protagonista, y su lucha contra los titanes.

Ataque a los Titanes toma como centro de su narrativa los aspectos más negativos de la vida de las personas: la muerte y la desesperación. Nos sumergiremos en un mundo oscuro, cargado de sufrimiento y desesperanza, que a veces dejará al lector un cierto regusto amargo ante la impotencia de los propios personajes.

Los titanes serán el otro gran punto en torno al que girará la obra, convertidos en la némesis del ser humano, el enemigo a vencer. Como si de los propios lestrigones se tratara, estos seres antropófagos basan su existencia en único objetivo, que persiguen de forma incansable: devorar a cualquier persona que se ponga su alcance. No lo hacen para alimentarse y sobrevivir, sino que parecen responder a un instinto más básico. El simple exterminio de la raza humana.

Su deformidad puede parecernos cómica en ocasiones, casi caricaturesca. Sus evidentes rasgos antropomórficos aparecen desfigurados, convirtiéndose en una perfecta representación de lo grotesco, moviéndose de forma simultánea entre lo cómico y lo trágico, lo que provoca un cierto desasosiego en el lector. La permanente sonrisa dibujada en sus rostros mientras arrancan los miembros de algún desafortunado y cometen atrocidades resulta perturbadora. El gesto más humano que existe se deshumaniza y se convierte en un símbolo de la crueldad que reside dentro de cada uno.

Por otra parte, Ataque a los Titanes también destaca por su amplio elenco de personajes. Como ya mencionábamos más arriba, el principal protagonista es Eren Jaeger, obsesionado con el mundo más allá de los muros y que demuestra la mayor de las animadversiones contra los titanes. Junto a él, cabe destacar como personaje protagonista femenino a Mikasa Ackerman, una heroína dandere, de fuerte carácter, fría, brutal y en ocasiones despiadada. El trío protagonista lo completa Armin Arlet, amigo de la infancia de Eren y Mikasa, débil y algo cobarde en ocasiones, pero de inteligencia brillante. La narración se apoyará esencialmente en estos tres personajes y veremos el mundo a través de sus ojos, sus pensamientos, sus emociones.

Sin embargo, ya dejábamos entrever más arriba que uno de los puntos fuertes de este manga es lo variopinto de sus personajes, que no sabría si llamar «secundarios», debido a la fuerza que cobran en la historia. Isayama introduce múltiples voces en su historia, creando una amalgama de personalidades tan diferente que hará las delicias del lector: encontraremos personajes psicóticos, excéntricos, cómicos, manipuladores, traidores y un largo etcétera. Probablemente, de entre todos ellos, destaca Levi, un tipo duro que se ha ganado su propio spin-off a base de rebanar titanes.

La psicología de estos personajes está cuidadosamente estudiada, haciéndolos diferentes unos de otros, pero todos parecen compartir una extraña enfermedad que se extiende implacable: la locura. Esta extiende sus delicados dedos sobre los personajes de Ataque a los Titanes, los desequilibra y los rompe, de forma más evidente o más sutil.

Este hecho responde a la realidad en la que viven los protagonistas de Ataque a los Titanes. Atrapados como ganado tras unos altos muros, con la amenaza de una muerte horrible acechando tras ellos, sin nada más que hacer que intentar sobrevivir día a día. Por eso deciden luchar, por eso deciden unirse a las fuerzas militares que defiende su pequeño mundo, pese a que tal decisión lleva a una muerte inevitable. Para aceptar caminar por este sendero lleno de la sangre de tus amigos se necesita, simplemente, estar loco.

Esta cruda realidad aplastará a los personajes más de una vez, lo que dará lugar a profundos y largos ejercicios de reflexión introspectiva. Estos demasiado frecuentes monólogos interiores pueden resultar cansinos, puesto que suelen estar llenos de lamentos y quejas sobre lo que les ha tocado vivir.

Por otro lado, Isayama se muestra como un digno rival de George R. R. Martin. El autor muestra una extraña necesidad de regodearse en la muerte. No solo nos deja claro que alguien ha muerto, sino que nos recrea lo peor del momento: vemos unos mirada perdida, un fino rastro de sangre que se derraba de unos labios inertes… y medio cuerpo arrancado tirado por el suelo. Además, el uso continuado de este recurso da lugar a que nos «insensibilicemos», de forma que llega un punto en el que pierde todo su impacto. Pese a que resultaría ilógico e iría contra la propia esencia del manga que nadie muriera, no es necesario tampoco abusar de este hecho.

Por último, los enigmas y los secretos se convierten en otra de las armas principales de este manga. Un arma, hay que decir, de doble filo. Uno se sumerge de forma compulsiva en la lectura en busca de respuestas para todos los misterios que se nos plantean, respuestas que no parecen llegar nunca. No solo eso, sino que por cada una que obtenemos, aparecen preguntas aún mayores, tornándose en un uróboros sin fin y frustrante. Además, existe el peligro de que Isayama se vea superado por el propio peso del manga y no sepa dar respuesta a todas las cuestiones que plantea. O que estas sean demasiado vagas o demasiado «sacadas de la manga» y no satisfagan al lector. Esperemos que no sea así.

En definitiva, Ataque a los Titanes es una historia original, frenética y posiblemente uno de los shonen más populares del momento y que merece la pena leer. Pese a sus aspectos negativos, las conspiraciones, las intrigas y la tensión constante mantendrán enganchado al lector. Y sin olvidar a los titanes, dignos del Saturno de Goya, que arrancan la carne humana sin piedad y bañan de sangre sus páginas en una melódica y siniestra sinfonía de muerte.