La noticia de la vuelta de Dragon Ball cogió desprevenidos a todos. El manga de Akira Toriyama terminó en 1995 y, sin contar el fallido intento de secuela que fue Dragon Ball GT, las aventuras de Goku y compañía llegaron a su fin hace ya dos décadas.
Por suerte, no sería la última vez que disfrutaríamos de las aventuras del guerrero más fuerte del anime ya que, en 2013, recibimos una nueva película de la franquicia: Dragon Ball Z: La batalla de los dioses. El principal atractivo de esta nueva aventura fue que el mismísimo Akira Toriyama estaba involucrado en guión y que eliminaría a Dragon Ball GT del canon; así se obtenía la secuela oficial de Dragon Ball Z. Hasta que llegó Super, tema que trataremos más adelante con brevedad.
La película transcurre después de los hechos de Dragon Ball Z pero antes del torneo de artes marciales de la parte final, lo que es una mala noticia para los fans de Uub, si es que existe alguno.
Dragon Ball Z: La batalla de los dioses no espera ser más de lo que es: una película entretenida, y sencilla, que se pueda disfrutar sin preocupaciones, sin trama compleja. Es decir, busca ser Dragon Ball, con una excusa simple para que los protagonistas puedan meterse de leches con un nuevo villano.
De primeras, a mí no me sonaría nada bien leer lo que acabo de escribir pero, al igual que al Profesor Utonium creando a las Super Nenas, esta película tiene un último factor: Creatividad.
La mayoría de películas de Dragon Ball Z son genéricas y no buscan ir mas allá de la fórmula mencionada. Esta película, no se limita a usar la fórmula, sino que además sabe emplearla como punto de referencia para el futuro de Dragon Ball. Porque woops, spoilers, la película no será lo último que veamos de esta cronología de Dragon Ball. Aunque, bueno, siendo de 2013, y existiendo a estas alturas La resurrección de Freezer o Dragon Ball Super, supongo que no es ninguna sorpresa.
Aquí viene el punto polémico: la creatividad ha llegado, pero en forma de humor. Y hay gente que no esperaba eso. El humor siempre ha estado vigente en Dragon Ball pero, cuanto más avanzaba la serie, más se relegaba a un segundo plano. El que La batalla de los dioses, que es, al fin y al cabo, una secuela de Dragon Ball Z, vuelva a ese humor tan primerizo, no ha sido del agrado de todos. Más aún cuando la amenaza a la que se enfrenta Goku es superior a todo lo visto anteriormente.
Pero ¿sabéis qué os digo? No creo que tengan razón. Vamos a ver, Freezer sería fuerte, pero era un enano con cara de cabreo y su aspecto era ridículo y divertido. En el torneo de Célula, aún siendo un enemigo superior, no se cortaban en poner a Mr. Satan a hacer el tonto, y, ¡qué narices! ¡el Monstruo Bu te conviertía en chocolate! Dragon Ball siempre ha intentado ser gracioso, y seguirá queriendo serlo: ¡es que es parte de su encanto natural! Ciertas escenas, consideradas ridículas, son parte de la esencia más pura de Dragon Ball y, sin ellas, la película no sería lo mismo.
Es cierto que en aspectos técnicos no es una maravilla: la animación 2D y 3D, que apoya a la primera, tiene momentos algo vergonzosos y la propia animación en 2D no es que sea extraordinaria; más bien al contrario. El apartado sonoro es correcto, sin nada destacable, pero sin nada que moleste. Ambiental.
Con todo, esta ha sido, sin duda, la vuelta que Dragon Ball necesitaba. Nunca antes había agradecido tanto ver en una película cómo un villano superaba de tal forma a Son Goku. En cuanto al aclamado Super Saiyan Dios, me parece una gran idea para cortar de raíz un problema que venía desde Z. Quiero decir, el modo Super Saiyan ya era un absurdo, cada transformación solo implicaba una forma con más melenaza y rayos. Nunca me he tomado en serio una nueva transformación de Goku desde aquella vez que se transformó en Super Saiyan para pelear contra Freezer. Tampoco os voy a engañar: no me ha emocionado, pero se agradece haber cortado de raíz y que no cumpliera mis temores de ver a Goku subiendo de nivel como si se tratara de un simple RPG.
Sólo tengo un problema con esta película y es Dragon Ball Super. Este nuevo anime, estrenado el año pasado, continúa Dragon Ball Z y enlaza con las películas, que relata así mismo extendiendo su trama. Estos capítulos concretos se convierten en una traba para los que ya han visto las películas pero, como hay variaciones con respecto al material original, toca verlos.
El anime no impide que la película sea disfrutable, todo lo contrario: diría que la película es más entretenida que los capítulos. Pero, si quieres continuar la historia que se plantea en La batalla de los dioses, hay que dar el salto al anime. Y el problema es que no sé hasta qué punto es recomendable ver la película a día de hoy, existiendo el anime; lo mismo puedo decir de su secuela La resurrección de Freezer.
En todo caso, ignorando otras adaptaciones, Dragon Ball Z: La batalla de los Dioses es el regreso de Goku. Y menuda regreso. La edición de lujo que viene de manos de Selecta Visión incluye bien guardadito en una caja de cartón todo esto:
- DVD
- Bluray
- Librito especial sobre la pelicula
- Making Off doblado al Castellano, Catalán y Euskera
- Premiere Clip de Madrid, Barcelona y Salón del Comic 2014
- Clip especial sobre los fans de Dragon Ball Z
- Clip Especial sobre la llegada de la película
- Spots de TV
- Trailers
- Agradecimientos por el Crowfunding del doblaje Valenciano.
La edición es sobresaliente y, sin duda, obligatoria para todos los fans de Dragon Ball.
1995. Escribo en varios medios. Supongo que si estas aquí leyendo esto es porque te gustan los videojuegos.

- Dragon Ball ha vuelto y muy fuerte
- Bills hace que la película sea divertida en todo momento
- Animación CG que deja bastante que desear
- Que a algunos les costará conectar con el humor de la cinta