Hasta hace pocos años cualquier lector de manga español que comenzara a llegar a la treintena se veía ante un importante dilema en su afición: seguir leyendo esencialmente shonen y más shonen, o conformarse con la insuficiente oferta de seinen disponible por aquel entonces. Eso o poner punto y final a la lectura de este formato narrativo. Sin embargo hoy en día se puede asegurar que este problema ya no existe, pues la oferta de manga e historias maduras, dirigidas principalmente a un público adulto, es realmente amplia y no está atada al “tiene que gustar al público adolescente”. Last Hero Inuyashiki – いぬやしき – es uno de estos trabajos carentes de ataduras y de reglas no escritas para contentar al adolescente y las masas generalistas. Su autor Hiroya Oku ya no necesita atarse a tendencias, como la de contar con protagonistas atractivos para facilitarse el camino hacia la popularidad. Tras Gantz, el autor ya cuenta con un renombre y se puede permitir una mayor libertad creativa. Tan solo hay que observar la portada del primer volumen del manga -editado por Milky Way Ediciones en España- para ver que su protagonista no es alto, de rasgos finos y suaves, ni atractivo. De hecho ni siquiera resulta atractivo. Es una persona que, debido a los achaques de la vida y el desgaste de su empleo como oficinista sobreexplotado de clase obrera, luce una piel arrugada, canas y una alopecia considerable.
Sin un contexto sobre la historia o sin la alusión de su autor probablemente el consumidor del producto medio se sienta indiferente al ver esta portada. Sin embargo, la historia esconde algo más, un motivo de interés para atraer al lector, y esto se refleja de manera inteligente y a modo de metáfora -y a la vez de reclamo- en la portada japonesa del manga, que concentra todo su atractivo en unos puntos reflectantes a la luz natural y artificial que se reparten por toda la portada y que están gritando en todo momento “¡hojéame, tengo algo que mostrarte!”. La editorial española ha sabido captar a la perfección esta metáfora y ha decidido respetar el diseño de sobrecubierta original para la edición española.
Tras abrir las páginas y dar un repaso rápido a las viñetas podemos apreciar que, como se insinuaba en la atractiva sobrecubierta, la historia estrenada en este volumen no es sencilla ni tampoco costumbrista. Además, con Last Hero Inuyashiki el título hace aún más evidente que el protagonista esconde algo. Es el último héroe de aquel planeta Tierra, un super robot que tiene conciencia de humano. Pero, a diferencia del Astro Boy de Osamu Tezuka, este nuevo personaje principal fue realmente un humano y tiene recuerdos de ello.
De 58 años de edad, Inuyashiki es el prototipo de padre de familia con un trabajo de mierda como oficinista donde apenas tiene tiempo para hacer vida social o familiar y encima cobra una miseria junto a su esposa, cajera de supermercado. El resto de la familia se completa con dos hijos adolescentes que creen pertenecer a la clase media. Cuando el cabeza de familia, tras muchos años de ahorro, logra mudarse de un piso a una casa unifamiliar, sus hijos se hacen la mayor de las ilusiones. Sin embargo la decepción de los jóvenes no tarda en llegar al descubrir que su nuevo hogar no cumple con sus expectativas. Ambos vuelcan su desagrado en su padre, marchándose poco después a tomar algo fuera mientras que dejan que él, pese a su frágil estado de salud, tenga que encargarse de colocar los muebles y desempaquetar todo lo de la mudanza.
Tras todo esto nuestro protagonista, acostumbrado y cegado por este tipo de trato, se siente culpable y cree que ha de compensar a la familia de algún modo, darles una alegría, y propone adoptar a un perro. Esto parece encajar bastante bien en la hija mayor, su hijo, pese a querer un gato, tampoco rechaza rotundamente la idea. Sin embargo, cuando Inuyashiki propone el ir todos juntos a escoger al animal, nuevamente su familia le da de lado, viéndose obligado a ir en solitario al centro de recogida de animales. Al regresar a casa la situación no mejora, ahora resulta que nadie quiere a la perra recién adoptada, una adorable shiba inu, a la cual echan de casa cuando el padre de familia está trabajando. Pero gracias a este animal nuestro protagonista vuelve a cobrar la vida, la alegría y la ilusión por vivir. Un ser vivo le agradece su compañía y sus cuidados sin pedir nada a cambio, y él sonríe.
Uno no tarda mucho en empatizar con el pobre hombre para detestar, no solo a esa familia desagradecida, sino a una sociedad que lo trata como un saco de boxeo viejo mientras se ríe y se aprovecha de él. Durante la totalidad del tomo, Hiroya Oku plasma en sus viñetas una crítica bestial a la sociedad japonesa y a una parte de la juventud de aquel país, permitiéndonos más adelante ser testigo de situaciones como la de una banda de niños pijos que se dedican a pegar palizas e incluso quemar a indigentes.
Esa brizna de alegría que la adopción del perro le supone a Inuyashiki no tardará en apagarse. Los constantes dolores y temblores de su cuerpo son producto de la peor de las suertes. El médico le asegura que tiene cáncer terminal, y que morirá en poco tiempo. Desde luego, este mundo egoísta no tiene sitio para un hombre cuyo único pecado es no ser como el hombre de las revistas, como el protagonista de los mangas. Simplemente por ser un hombre más, trabajador, pero sin cualidades, y con un salario que lo empuja a ser invisible para la sociedad.
Y su salvación vino del espacio exterior.
Una noche, mientras paseaba a su mascota por el parque, un misterioso haz de luz cegó a Inuyashiki y a otro joven que casualmente pasaba por allí. Tras despertar a la mañana siguiente, el hombre nota que ya no siente las molestias y temblores que le acompañaban a diario, mientras que los médicos no saben qué le ocurre tras hacerle nuevas analíticas al no detectar órganos en su interior. Él ya no es humano, de hecho Inuyashiki ya no es Inuyashiki. Aquella noche en el parque presenció un aterrizaje alienígena fortuito, pero dicha visita se realizó a modo de accidente, impactando sobre el cuerpo del hombre y matándolo en aquel instante. Dado que estos visitantes de otro mundo no querían desvelar su presencia a la raza humana, antes de volver a emprender el vuelo reconstruyeron con tecnología avanzada todo lo destruido por el impacto. Esta labor de reconstrucción express incluyó también al fallecido protagonista.
Una vez descubre que es una máquina de matar, Inuyashiki aprovecha esos poderes para hacer su primer acto de justicia: dar una lección a unos adolescentes que pretendían hacer daño a indigentes, grabando todos sus actos, hackeando sus cuentas en redes sociales y publicando los vídeos en internet -vídeos que, por cierto, encierran simpáticos huevos de pascua -y no tan simpáticos. El hombre que fue maltratado por la sociedad y dado de lado por su familia decide aprovechar sus dotes para hacer el bien. Como si fueran las fantasías de un niño que se han hecho realidad, nuestro apesadumbrado oficinista luce ahora una cara iluminada por una sonrisa, al fin y al cabo quién le iba a decir que el hecho de convertirse en una máquina le ha permitido sentirse vivo y ver que tiene corazón.
El tomo nos abre distintas incógnitas a partir de aquí. ¿Será Inuyashiki un personaje que se dedique únicamente a hacer el bien?, ¿se dejará arrastrar por su poder para causar el mal?, ¿qué ha ocurrido con la otra persona que estuvo en el parque? Suficientes como para querer seguir leyendo el próximo tomo de esta, una historia a día de hoy abierta.
En cuanto al dibujo, Oku ha ganado bastante en detalle, por otra parte algo habitual en autores que ya llevan distintas publicaciones a sus espaldas, especialmente si son de larga duración. El autor combina la técnica de dibujo tradicional con la fotografía y el CG para lograr grandes resultados. Es cierto que en más de una ocasión he manifestado mi preferencia por el dibujo detallado y fondos cuidados al milímetro pero, si bien se nota qué partes son dibujadas y qué otras partes son fotografiadas y CG, al final todo encaja a la hora de plasmarlo en las viñetas y no se da la sensación de estar ante viñetas artificiales. Encajan muy bien en este tipo de historias y de hecho facilitan tanto la inmersión como favorecen que el espectador se asombre. Muchas veces casi da la impresión de que el autor haya querido hacer una película dentro de un cómic. No obstante, pese a estas alabanzas, sí he de admitir que el manga carece de fondos en algunas viñetas que muestran primeros planos, dando la sensación de ser viñetas de relleno rápido al contrastar demasiado con los recuadros vecinos. También peca de viñetas que, si bien tienen perspectiva, dan una sensación de estar ante un paisaje plano, sin profundidad.
No diré nada nuevo al referirme a la edición de Milky Way Ediciones como una de las más cuidadas del panorama español. Estamos ante un libro de encuadernación rústica tradicional cuya sobrecubierta cuenta con el ya citado, llamativo y significativo efecto de puntos brillantes. La lectura es en general muy cómoda al ser un tomo para nada rígido, aunque hay anotaciones de traducción colocadas en los laterales interiores de las páginas que exigen abrir demasiado el libro para leerlas.
Con este trabajo Hiroya Oku ha logrado una vez más cogerme del brazo y arrastrarme hasta su peculiar y vanguardista visión de la ciencia ficción. Me ha situado ante una historia fresca, que da la sensación de estar ante algo nunca antes visto. Puede que parte de este hito se deba al hecho de que estamos ante un autor que es un ratón de biblioteca y de cineteca, que no deja de contemplar el material en cine y videojuegos más actual y vanguardista para darle un giro de tuerca a aquello que le guste y aplicar ideas propias. De hecho, Inuyashiki fue un trabajo cuya base surgió mientras se publicaba Gantz, por lo que solo hizo falta actualizar y aplicar pequeños cambios para presentar la obra tal y como es hoy en día.
He de confesar que lo pesado que se me llegaron a hacer los últimos tomos de Gantz parecen agua pasada en comparación con la acertada, prometedora y emocionante introducción que supone este primer volumen. Si no fuera porque se nota que este tipo de ciencia ficción tiene su sello personal, diría que es otro autor, pues desde entonces ha sabido madurar con creces. En este tomo he odiado, sentido compasión, me he sorprendido y, lo que es más importante de cara a una publicación regular, me he quedado con ganas de leer más. Los simpáticos huevos de pascua que esconde en estas primeras páginas y la autocrítica brutal que se hace de Gantz en las últimas han servido de broche final para una compra absolutamente recomendable. Salvo algún detalle muy nimio que no afecta a la calidad de la traducción, he de decir que las adaptaciones realizadas por el traductor, Marc Bernabé, son en general acertadas. En especial aquellas destinadas a expresiones coloquiales, expresadas de manera natural y que facilitan una lectura cómoda.
Fundador, redactor jefe y editor de Deculture.es. Jugón desde la vieja escuela, amante de JRPGs y SRPGs, a poder ser de estilo clásico. Lector de cómics, amante del manga clásico.

- Una historia que atrapa y que cuenta con el sello sci-fi personal de Hiroya Oku
- Gran carga de crítica social en un tomo que deja satisfecho
- Oku logra sumergir rápidamente en la historia a la par que se empatiza
- Una buena combinación de dibujo, fotografía y CG que se muestra natural
- Tremendo el momento autocrítica con Gantz y los pequeños huevos de pascua repartidos por el manga
- Algunas viñetas dan la sensación de relleno al contar con fondos blancos que contrastan con los recuadros anexos, más detallados
- No se logra dar una sensación de profundidad real en varias viñetas
- Notas de traducción situadas en los laterales interiores del tomo que fuerzan su apertura en exceso
Last Hero Inuyashiki
Last Hero Inuyashiki, conocido en Japón simplemente como Inuyashiki – いぬやしき – es un manga de ciencia ficción, suspense y vida cotidiana realizado por Hiroya Oku, autor de Gantz. En Japón está siendo publicado por Kodansha en la revista Evening, de demografía seinen, mientras que en España es publicado por la editorial Milky Way Ediciones.
Hasta la fecha, el segundo volumen de Last Hero Inuyashiki logró alcanzar el puesto número 18 de la tabla de clasificación de mangas de Oricon, mientras que el tercer volumen escaló hasta el puesto número 15. Oku aseguró que para obtener los primeros beneficios como autor necesitaba vender en Japón al menos 190.000 copias por cada tomo. El autor también aseguró que la historia abarcará un total de diez volúmenes.
Ichiro Inuyashiki es una persona de edad avanzada con una familia insensible y sin un solo amigo. Su sueldo es muy bajo, típico de un oficinista de clase trabajadora –salaryman-, y para colmo el médico le ha detectado cáncer terminal. Una noche, mientras paseaba por el parque, es alcanzado accidentalmente por el impacto de una nave extraterrestre, muriendo en el acto. Su cuerpo es entonces sustituido por tecnología avanzada e increíblemente poderosa, aunque externamente sigue pareciendo un humano normal y corriente. Inuyashiki decide destinar sus poderes a hacer el bien, pero… ¿Qué habrá ocurrido con la otra persona que también paseaba por el parque durante aquella noche y se vio alcanzada por el impacto alienígena?