Análisis: ‘Odin Sphere Leifthrasir’

El remake de una obra de arte hecha ARPG

Odin Sphere Leifthrasir es más que una revisión del clásico de Vanillaware que se lanzó en PlayStation 2 allá por 2007. Nueve años han pasado desde entonces y Odin Sphere vuelve con un lavado de cara que consigue la auténtica perfección en cuanto a las características esenciales que se exigen a un RPG de acción. Los pioneros del arte 2D han conseguido con este remake un juego totalmente nuevo, salvo por la historia y el diseño, y se convierte en uno de los productos más completos que puesto a la venta hasta ahora. Sí, incluso con un historial importante como Muramasa: The Demon’s Blade o Dragon’s Crown, títulos que tampoco pasan desapercibidos a día de hoy y que cuentan sus propias revisiones.

Vanillaware no es uno de los estudios más conocidos o productivos de Japón, pero se debe reconocer el nivel al que aspiran con cada uno de sus títulos. Todos y cada uno de ellos tienen un encanto especial, con unas ilustraciones muy características de manos de George KamitaniOdin Sphere es uno de esos juegos clásicos de la antigua generación que ha logrado tener una segunda oportunidad, lo que le ha otorgado un visionado de alta calidad y un retoque necesario y más que completo de la jugabilidad.

Un argumento oscuro y unos personajes profundos


El mundo de Erion y sus habitantes son los protagonistas de esta gran historia, oculta en las estanterías del desván de Alicia y su gato Sócrates. Es un hermoso cuento de dragones y hadas que se inspira en elementos de la mitología nórdica y narra los efectos colaterales de una guerra por el poder sobre los demás reinos. Esta acaba desatando los inevitables sucesos que predecía una antigua profecía sobre el fin del mundo.

En el juego tenemos presentes a cinco protagonistas, sin contar con el largo listado de secundarios que se convertirán en pilares de la historia. La primera de las protagonistas es la valquiria Gwendolyn, hija del rey Odín. Tras la muerte de su hermana mayor en combate, la joven intenta ganarse el amor de su padre a base de cumplir con sus deseos en batalla y honorar el nombre de su linaje. En segundo lugar está el encantador príncipe Cornelius, un muchacho apasionado y enamorado que acaba siendo víctima de una maldición que lo mantiene preso en el cuerpo de un conejo puka. La tercera protagonista se trata de Mercedes, la sucesora al trono del reino de las hadas que tendrá que asumir demasiado pronto los deberes y responsabilidades de una soberana. A continuación aparecerá Oswald, un alma castigada y condenada a portar desde su nacimiento un poder procedente del Infierno. Y por último está Velvet, la bruja de Elrit, que se enfrenta a su pasado y al destino que le aguarda para salvar el mundo tal y como lo conoce, antes de que sea demasiado tarde. A pesar de que las historias de los cinco protagonistas se desarrollan en libros independientes, todas y cada una de ellas se conectan y van desembocando en un final común. Además, comparten conexión genealógica existente que exigirá de papel y boli para no perdernos entre los diferentes linajes reales.

El argumento parece simple, pero es increíble pensar en los cientos de giros y situaciones en los que se ven envueltos los protagonistas. A medida que la historia avanza, el trasfondo de los personajes torna a un enfoque más oscuro. Temas clásicos del RPG se entremezclan con otros más adultos: la deshonra, la traición, el amor pasional, la infidelidad, el maltrato… Sin duda estos temas encogerán el corazón de más de un jugador.

La repetición continua de secundarios y situaciones es evidente, pero cada protagonista lo convierte en un momento único y logra despertar expectación a pesar de haber conocido previamente a ese personaje. Dos de los grandes ejemplos son el Rey Odín u Odette, pero incluso uno de los más desapercibidos, como Onix, logra llamar nuestra atención. Aunque es cierto que el cliché acompaña de vez en cuando a algunas escenas de su historia, no es en absoluto un excesivo que se deba tener en cuenta.

Quizás el fallo del argumento sea la linealidad y el hecho de no poder elegir con quién comenzar primero. Pero tal y como están ordenados los libros y las situaciones, nos llevamos gratas sorpresas y giros argumentales. ¿Qué ocurría mientras cierto personaje estaba dormido? ¿O este otro, cuando se encontraba en la otra punta del mundo alejado de su amada? No serían posibles sin contar la historia primero con la valquiria antes que con el hada.

Jugabilidad fresca y divertida de rol de acción


Sin duda, el cambio más característico entre el remake de PlayStation 4 y el clásico de PlayStation 2 reside en el sistema de combate. En el año 2007 Vanillaware tenía grandes ideas de jugabilidad, pero se presentaron una serie de peros que, a día de hoy, han conseguido solventarse. Un juego de rol destaca cuando tiene un sistema de combate fresco y original, y el nuevo remake de Odin Sphere cumple con creces en este aspecto y se convierte en uno de sus puntos fuertes.

Odin Sphere Leifthrasir trata una jugabilidad divertida que ofrece exploración y rol de acción a partes iguales. Nuestros personajes pueden saltar, evadir o atacar, cada uno con una serie de características que los hacen únicos en sus respectivos combates. Gwendolyn destaca con ataques físicos y mágicos capaces de congelar y aturdir a sus enemigos. Cornelius, por otro lado, destaca por su agilidad de ataques físicos y rápidos, superiores a los de la valquiria, con cortes verticales, horizontes y en círculos. Mercedes aportará un cambio más visible y drástico, con ataques aéreos a media distancia gracias a su ballesta y a su capacidad de volar y mantenerse en el aire sin necesidad de realizar saltos en combo. Oswald probablemente es el personaje más poderoso de todos gracias a su modo Berserker con el que se transforma en una bestia de oscuridad y despedaza a sus enemigos. Sin embargo, su movilidad se ve limitada y resulta ser el personaje más complicado de manejar tras haber probado a los tres anteriores. Por último tenemos a Velvet, quien es la que mejor se maneja a la hora de realizar combos aéreos y es capaz de golpear una veintena de veces de seguido sin tocar el suelo.

Podremos atacar desde ángulos diferentes de la pantalla, caer poderosamente hacia el suelo, realizar embestidas o magias a corta o media distancia, poderosos combos o utilizar numerosas técnicas que los protagonistas irán aprendiendo o recolectando en los preciosos mapas 2D que exploren. Se subirá de nivel a medida que se vayan recogiendo fozones, la esencia de la vida en la historia principal. Con un tablero que recuerda al sistema de subida de nivel de Final Fantasy X, iremos obteniendo habilidades tanto activas como pasivas, al igual que los llamados talentos, que aportarán características completamente únicas a cada protagonista.

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Con el botón triángulo accederemos al inventario del personaje, el cual se divide en varias categorías. Tanto dentro como fuera de combate podremos realizar alquimia y combinar frascos vacíos o llenos con diferentes vegetales o frutos recogidos en los mapas. Obtendremos así poderosas pociones que nos ayudarán tanto de forma ofensiva como defensiva, ya sea para lanzar un ataque tóxico al enemigo como valernos de un antídoto si hemos sido envenenados de antemano. A pesar de que en el juego no falta la carga de magias elementales, no existe una ventaja considerable de una sobre otra, como el fuego sobre el hielo. En el juego original, las pociones sólo se podían obtener con un recipiente y mezclando un ítem con un líquido mágico. En Leifthrasir también existe la posibilidad de mezclar pociones existentes con objetos para crear diferentes resultados, e incluso con comida para aumentar su poder. Un sistema, sin duda, mucho más sencillo y aleatorio que el anterior.

Por otra parte iremos recolectando semillas con las que podremos cultivar diferentes frutos (e incluso ovejas. Sí, habéis leído bien) para comer y obtener puntos de experiencia, gracias a los fozones que desprenderemos en dirección a la semilla que se cultive en el suelo. La experiencia, aparte de en combate, se conseguirá con suculentos y deliciosos platos que nos preparará tanto el cocinero ambulante puka en las áreas de descanso, a cambio de los ingredientes necesarios, como las adorables propietarias de la cafetería y la cocina de la aldea puka, con el pago justo de monedas.

Las treinta horas de jugabilidad con historia acaban convirtiéndose en cuarenta o más si disfrutamos al cien por cien del juego. Hay numerosos cambios en elecciones esenciales durante las últimas horas de la historia y el acceso a diferentes finales, malos o buenos, junto al desafío de conseguir el especial con escenas extra y pos créditos. Sin contar, además, con recolectar todos los objetos y platos existentes, conseguir el máximo rango y puntuación en los combates de los mapas de cada reino y enfrentarse a jefes por partida doble o incluso triple.

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El juego original era bastante difícil en muchos momentos, pero gracias a la extensión y al arreglo del modo de combate, las batallas se hacen más amenas, al menos las existentes durante la exploración antes de enfrentarse a los jefes colosales del juego, quienes siguen siendo complicados si no llegamos con un nivel adecuado. Es cierto que el juego ya en su modo normal presenta cierto grado de dificultad, pero sí que presenta una enorme ventaja gracias a los nuevos cambios en su remake en comparación al título para PlayStation 2.

El título llega bastante completo, de modo que esas horas de juego se pueden ampliar a sesenta si así lo desea el jugador. Por ejemplo, una vez terminada la primera partida podremos disponer del Modo Xtra Game, con el cual se sube el nivel de los enemigos mientras mantenemos todo lo conseguido en la partida anterior. También se añade un nuevo modo de dificultad, el Modo Infierno, con una vida limitada a 200 puntos de vida y jefes dispuestos a acabar con nosotros con ataques que superan los 300 HP de daño. Y, por otro lado, tenemos un modo basado en jefes finales a nivel 50 con varias rondas que tendremos que superar sin la ayuda de objetos.

Y si no podía ser ya más completo, la entrega de PlayStation 4, PlayStation 3 y PS Vita ofrece la posibilidad de jugar al Odin Sphere original de PlayStation 2 en el mismo disco (eso sí, con sus gráficos actualizados), para la gente que quiera conocer de primera mano o rememorar el clásico del año 2007.

La hermosa visión de un cuento de hadas


Otro de los puntos fuertes de Odin Sphere Leifthrasir es, sin duda alguna, el diseño de sus escenarios y de sus personajes a manos de George Kamitani, con ilustraciones de cuento de hadas que adaptan la mitología nórdica. Vanillaware es único creando mundos de fantasía y lo dejan claro en cada una de sus entregas. Con unos colores vivos y atrayentes de un dibujo completamente tradicional, exploramos los diferentes reinos que luchan por el poder de Erion. Entre ellos está el majestuoso castillo del rey Odín en lo más alto de las nubes, las profundidades del Infierno gobernado por la reina de los muertos, Odette, o el reino de Vulcania liderado por el rey Onix. No podemos olvidarnos de los mágicos bosques que llenan de verde el mapa de Erion, como el de Elrit o Ringford, donde se encuentra el reino de las hadas.

Los mapas y escenarios del juego son muy especiales, con estructura circular y conectados por medio de varias salidas. Esto permite que, dentro de su limitación en arte 2D, se pueda crear un mapa complejo, amplio y gigante, con rutas opcionales donde encontrar objetos raros, grupos de enemigos o subjefes que suponen un auténtico desafío.

Cada personaje, ya sea protagonista, secundario o un simple NPC, está cuidado al más mínimo detalle con un dibujo tradicional que, a pleno siglo XXI, es de agradecer por parte de los que lo extrañan. La mayor parte de los jefes son sorprendentes, destacando por encima de todo a los majestuosos dragones. La gran variedad de razas y criaturas permite jugar con el diseño, los colores y las localizaciones, con el merecido logro de alcanzar un nivel artístico muy personal y excepcional.

La dirección artística mantiene el dibujo tradicional 2D que se vio en PlayStation 2 pero, gracias a la alta calidad de la nueva generación, todo se ve mucho más vivo e impactante. Tiene una resolución sólida de 60 frames por segundo que rompe con los importantes bajones de tasas de imágenes por segundo existentes en la obra original. Sin bien es cierto que en alguna batalla repleta de enemigos se ha notado algún que otro tirón (sobre todo en batallas finales), no afecta de forma relevante a la jugabilidad tanto como sucedía con el clásico de hace nueve años.

Música capaz de conquistar nuestros corazones


Por último, y no por ello menos importante, otro de los grandes pilares artísticos de Odin Sphere Leifthrasir es su música, hermosa. La banda sonora corre a cargo de Basiscape, el estudio de Hitoshi Sakimoto, a quien conocemos de la composición de grandes obras como Final Fantasy XII, o Valkyria Chronicles. Sakimoto es un profesional dentro de la música que da culto a los mundos de fantasía, y ha sabido regalarnos auténticas obras maestras en este precioso clásico, tanto al adentrarnos en los bosques de las hadas como al enfrentarnos a los jefes que acechan por el camino. A través de sus melodías consegue emocionar al jugador en los momentos más álgidos, como las dudas existenciales de Gwendolyn, Velvet y Mercedes, el amor no correspondido de Cornelius y la maldición vivida por Oswald.

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En el apartado sonoro también hay que tener en cuenta la posibilidad de cambiar el audio de los diálogos en inglés o en japonés, un aspecto que aporta la posibilidad de disfrutar del audio original y poder valorar las diferencias existentes entre varios idiomas. Si bien es cierto que la sobreactuación que caracteriza a los intérpretes japoneses puede sonar algo poco natural para toda aquella persona ajena a la cultura japonesa, este juego vela por escenas dramáticas que requieren de esa fuerza y talento de los actores para lograr aportar realismo a los personajes, algo que tanto inglés como japonés consiguen en su justa medida. Añadir además la magnífica traducción de los textos del juego cien por cien en castellano.

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Veredicto final


Odin Sphere Leifthrasir es una de esas revisiones a modo de remake más que justificadas en el mundo del videojuego, y una de las aventuras más especiales que tiene Sony hasta la fecha en su catálogo de la actual generación. Un juego de rol de acción que parte de una idea del año 2007 y que la renueva y arregla por completo con un sistema de combate ágil, variado y divertido. Los cambios en la mecánica de cada uno de los personajes permite que las situaciones, secundarios y escenarios, a pesar de repetirse, no cansen en exceso. La subida de niveles y la mejora de habilidades es fresca y original a la hora de añadir el logro de encontrar diferentes y suculentos platos. La historia es un entresijo de relaciones y errores que conllevan a un apocalipsis que enfrenta o une a los diferentes protagonistas, cada uno con una personalidad y matices propios. Con un par de giros argumentales y unos secundarios interesantes, Odin Sphere logra atraer con temas clásicos de todo juego de rol y otros más trascendentales y oscuros que consiguen que la historia que narra Odin Sphere merezca ser escuchada. Con el aditivo de una dirección artística de primera, Odin Sphere Leifthrasir demuestra que siempre existe un hueco para los grandes juegos del pasado y que el dibujo tradicional 2D puede seguir triunfando a día de hoy.

9.5
Odin Sphere Leifthrasir
Lo mejor
  • El argumento a modo de cuento emociona y trata temas de puro trasfondo
  • Sistema de combate renovado por completo, con infinidad de posibilidades y mecánicas
  • La dificultad se suaviza de forma que se hace más asequible que en el clásico de antaño
  • Se hace bastante rejugable con la posibilidad de conseguir todos los aditivos del juego, sin contar con la partida Xtra o los modos de dificultad
Lo peor
  • Se repiten algunas localizaciones y visualizaciones en algunos puntos concretos de la historia
  • Existe un cliché que, a pesar de no manchar demasiado, está ahí