Ah, llegamos a otro final de saga en el manga de los monstruos de bolsillo editado por Norma Editorial. Con el quinto tomo de Pokémon Negro y Blanco, las aventuras en Teselia llegan a su fin, llevándonos de nuevo a esa pregunta que nos hicimos junto al primer tomo: ¿realmente merecía la pena adelantar la quinta generación al resto de esta forma?
Yo, muy convencido, os decía que si bien no compartía la decisión editorial, al menos la calidad era capaz de respaldar la polémica idea, pero tras la lectura del final no soy capaz de mantener esa opinión. Y eso se debe, sin duda alguna a Pokémon Negro 2 y Blanco 2, la adaptación a manga de las secuelas para Nintendo DS.
Como bien sabéis, la licencia del manga en su anuncio tan sólo llegaba hasta Negro y Blanco. De hecho, hace unos meses, la editorial confirmó que había ampliado el contrato con Pokémon XY, adaptación de las aventuras por Kalos. Eso me hizo investigar qué ocurrió con las secuelas para descubrir que la serialización había parado en algún punto (de hecho, parece que hace poco ha reanudado su publicación empezando desde el primer capítulo en Japón, esperando un episodio inédito para el 22 de noviembre). Dada la situación, y viendo cómo apuntaban manera los anteriores tomos, esperaba un cierre satisfactorio y por todo lo alto aunque me dejara con ganas de algo que no iba a poder leer.
Y es que si recordáis mi anterior reseña, ya se acercaba el clímax que tanto habíamos amado en consolas. Una Liga Pokémon que nos adelantaba un enfrentamiento con el Rey del Equipo Plasma, una épica batalla de dragones y todo lo que el final que más se desvía de la fórmula hasta la fecha podía ofrecernos. Todo pintaba bien, y el formato original de los combates entre los aspirantes (los cambios están permitidos, pero en cuanto caiga uno de los monstruos de bolsillo de tu equipo quedas eliminado) daba para unos combates dinámicos, interesantes y llenos de estrategia. Me preparé para una conclusión que esperaba que fuera tan satisfactoria como la de otras sagas de la publicación y que estuviera a la altura de las cartas que había sobre la mesa.
Pero, no sé. La resolución no acababa de cuadrar. Había puntos que funcionaban, como la conclusión del arco de Munna que tal jarro de agua fría supuso para el lector en un momento crítico o la forma de dotar de algo de protagonismo a una Blanca que ya se había resuelto a sí misma. Además, las tramas secundarias de manos de personajes como los trillizos del Gimnasio Gres poniendo en juicio su valía (al fin y al cabo, estaban ausentes del clímax del juego y se pone en duda la necesidad de tres personas defendiendo una sola medalla) y los mosqueteros proporcionan un nivel de profundidad que merece la pena. Al fin y al cabo, siempre he dicho que gran parte del interés de esta adaptación es cómo hace crecer el mundo que los videojuegos nos plantea en base a las descripciones y la mitología y la forma de unir algunos conceptos que no siempre están presentados de una forma obvia.
Pero por contrapunto, muchas ideas no funcionan. Por ejemplo, la resolución de las finales del torneo (que se intenta justificar en un momento demasiado tardío) o las identidades misteriosas de los participantes (que a estas alturas tampoco tienen excesiva relevancia de cara a lo que está ocurriendo). Pero, en especial, lo que más falla son los lazos lanzados a la secuela, que no son pocos ni sutiles. Una sensación constante no sólo de «eh, léete la Negro 2 y Blanco 2 para saber qué pasa» sino también de «aquí hay algo que falta». Como jugador sabes qué es lo que llena el hueco (cosas como qué son las temidas formas tótem del trío de genios, por poner un ejemplo), pero como lector lo sientes obviamente carente, algo que duele mucho más sabiendo que no lo veremos materializado hasta dentro de años en nuestras estanterías.
El sabor del tomo conclusivo, sin duda, ha sido agridulce. Cuenta con muchas escenas memorables, como el recordatorio de que no sólo los protagonistas y los grandes actores de la historia tienen su razón de ser en el mundo Pokémon, rememoras escenas que nos sorprendieron en el juego (como el surgir del castillo bajo los cimientos de la Liga) y sigue mostrándose como un complemento perfecto a las aventuras de consola. Pero queda ese gran hueco.
Quizá no me estaría quejando tanto si los ganchos funcionasen de otra forma. Quizá no lo hiciera si, como ocurría con Amarillo, fuera una misma historia en dos partes sin ningún tipo de velo por encima. Incluso no lo haría si supiera que al mes siguiente de leer esto pudiera tener en mis manos una continuación satisfactoria.
Pero Pokémon Blanco y Negro ha acabado dejándome a medias. Y eso es algo que me ha dejado fuera de juego.
«Mi título dice que soy Ingeniero en Telecomunicaciones. Mi puesto de trabajo, que soy desarrollador de software. Pero mi corazón me hace creativo.»
Y es que no podía comenzar a escribir estas líneas sin parafrasear la célebre cita de Satoru Iwata que tan bien define mi dualidad y, ya de paso, mi amor por el mundo del videojuego.

- Algunas de las escenas son memorables
- Ahondar en la mitología de Teselia
- Combates dinámicos e interesantes
- Todo apunta a una secuela que no veremos pronto dejando vacías muchas cosas
- Algunas conclusiones son poco satisfactorias
Pokémon Negro y Blanco
Pokémon Negro y Blanco es la serie manga que sigue las historias de Pokémon Edición Negra y Pokémon Edición Blanca. El primer volumen salió a la venta en España en diciembre de 2015, de la mano de Norma Editorial.