Es hora de hablar de nuevo de la popular franquicia de Nintendo con el tercer tomo de Pokémon Oro, Plata y Cristal (y séptimo de la publicación original de Pokémon Special), que continúa las aventuras de Cristal y el resto de poseedores de una Pokédex de las regiones de Kanto y Johto, que poco a poco comienzan a converger para prestarse a una conclusión. Y es que los misterios empiezan a amontonarse en el nuevo mundo y tras el final de estas páginas sólo quedará el tomo que cerrará la segunda generación de monstruos de bolsillo.
De todas formas, si no sabéis de dónde viene todo esto, quizá lo mejor sería que empezaseis, como siempre recomiendo, empezar por la de… ¡eh, espera! ¿Y esta nueva página? ¿Quieres decir que ahora el disclaimer de turno se va a ahorrar algunos pasos y simplemente va a deciros que empecéis por donde bien os guste? Como dice el tipo fondón que estaciona frente a la casa del protagonista de turno, la ciencia es maravillosa.
Pero centrémonos en lo que toca: ¿qué ha pasado en el manga? Y como bien recordaréis del último tomo, la empresa de nuestros héroes se quedó en una pugna entre algunos de los líderes de gimnasio y los perros legendarios, cuyo objetivo no es más que reunirse con su maestro Ho-oh y que, tras tanta interrupción, logran llevar a cabo.
Pero lejos de allí, un combate de alto nivel entre el misterioso enmascarado que no ha dejado de atormentar a los protagonistas de esta saga y el líder de gimnasio de Ciudad Carmín, Lt. Surge, es capaz de desenterrar (o más bien, rescatar del fondo del Lago de la Furia) algunas de las pertenencias de Oro y Plata. Sí, por fin alguien recuerda a los protagonistas nominales y los intentará volver a traer al argumento principal, pero para ello tendremos que esperar un capítulo más.
No, si alguien se une de inmediato a la fiesta es Amarillo, que tras partir en busca de Cristales capaz de mostrar un gran trabajo en equipo y soltar una bomba de información: fue ella quien despertó a Entei, Raikou y Suicune, y, aunque no revela sus verdaderos motivos, emprende su camino hacia las Islas Remolino, el lugar donde han acabado los héroes desaparecidos tras el incidente del lago.
Pero, como era de esperar, los perros vuelven a pedir el foco del guión tras la revelación y Blanca (líder de Trigal), seguirá la pista de Suicune hasta Pueblo Caoba, donde un parapléjico Fredo servirá como guía de entrenamiento y compañero de lucha contra Suicune. Tras evitar cada uno de los trucos que el monstruo legendario había llevado a cabo contra sus compañeros en una lucha fiera y compenetrada (y sí, una vaca fofa de color rosa es capaz de proporcionar una competencia épica en este manga), ciertos motivos que no merece la pena revelar en una reseña le hacen volverse a casa con las manos vacías.
¡Y por fin vuelven Oro y Plata a la acción! El regreso del dúo es esperado, pero el primer combate que lo prosigue es, en cierto modo, poco satisfactorio. Deshacerse de una manada de Pokémon salvajes es algo que se ha visto hacer a cada uno de los personajes con los ojos cerrados, y este puñado de Sandslash no parecía demasiado amenazador a pesar de los propósitos narrativos. Por suerte, un par de páginas más tarde, el argumento se pone de nuevo en marcha con la aparición del majestuoso Lugia.
Huelga decir que, a más poderoso el Pokémon legendario, más recursos narrativos hay que aplicar contra él, y este manga nunca decepciona en ese aspecto. Por primera vez, Oro, Plata y Cristal luchan juntos. Y eso, inevitablemente, lleva a la reunión de los tres monstruos del laboratorio del Profesor Elm que combatirán codo a codo contra las ráfagas de aire a presión de Lugia a lo largo de tres capítulos llenos de epicidad, estrategias inteligentes, sorpresas e incluso alguna que otra risa.
Pero nada es suficiente contra el poderoso ser de los mares, que al sentirse amenazado huye despavorido, aprovechando a la narrativa para dejar hueco a un interesante anuncio: los líderes de gimnasio de ambas regiones quedan convocados en Ciudad Trigal, algo que promete.
Tras un par de escenas cortas de diferente carga argumental y humorística (especialmente digna de mención la travesía de algunos líderes de Kanto a través de las cataratas Tohjo. Sí, quizá hubiera sido mejor ir en barco), aprendemos algo: el hombre enmascarado se ha autoproclamado el nuevo líder del Team Rocket y asegura que los unirá a todos de nuevo. ¡Y vaya que si se pone a la altura de su promesa!
La Liga Pokémon toma comienzo con una de las más puras muestras de fanservice que un fan de Pokémon a principios de este milenio podría esperar: ¡unos combates amistosos entre los líderes de gimnasio de Johto y los de Kanto! Combates que, sin duda, están a la altura de la promesa, aunque con algunas revelaciones que hoy día saben extrañas, como la forma de tratar a Steelix como un pokémon totalmente nuevo y desconocido y el enfoque del tipo acero como un descubrimiento científico. Sin duda, toda la aportación de Yasmina a la ronda de presentación es una anécdota tan anacrónica como divertida desde el punto de vista del lector moderno.
Pero aún quedan un par de cartuchos con los que cerrar el trato. Uno bastante obvio para el lector espabilado (que, recordando que el hombre enmascarado estaba lleno de polvo metálico de medallas, podría ser un líder de gimnasio y unirlos todos bajo un recinto es la forma obvia de desenmascararle) y otro que recae sobre los objetivos generacionales del Team Rocket.
Pero sobre eso hablaremos en la próxima reseña, que cerrará las aventuras de Pokémon Oro, Plata y Cristal, la aventura hasta ahora más desvinculada del argumento original de los videojuegos de Pokémon. ¿Estará el final a la altura que todos esperamos?
«Mi título dice que soy Ingeniero en Telecomunicaciones. Mi puesto de trabajo, que soy desarrollador de software. Pero mi corazón me hace creativo.»
Y es que no podía comenzar a escribir estas líneas sin parafrasear la célebre cita de Satoru Iwata que tan bien define mi dualidad y, ya de paso, mi amor por el mundo del videojuego.
- Sigue siendo una historia fresca y variada
- La acción sigue siendo de lo mejorcito de la franquicia
- Cierta escena sabrá anacrónica al lector actual
- Los cambios de escena a veces son demasiado bruscos