Los inicios en un manga que recorta mucho material pueden ser bastante aceptables. Es lo que opino del primer tomo de la adaptación de Hitoshi Ichimura del videojuego Tales of Symphonia. En esta segunda entrega, por desgracia, las debilidades son mucho más evidentes que las virtudes —que las hay—.
Los videojuegos de rol tienen mucho tiempo para desarrollar a sus personajes, interminables aventuras y pequeñas conversaciones que nos permiten encariñarnos de los personajes. Ichimura trata de suplir toda esta falta de espacio en las portadas de capítulos, de vez en cuando en los fondos, pero ahora que nos acercamos a la mitad de la trama del producto original es muy difícil hacer un trabajo decente. Los Tales of se caracterizan por tener un fuerte Plot Twist a cierta altura de la historia. Para eso tienen que haberse establecido bien los cimientos del mundo. Al tener que eliminar la superación de los templos de fuego, agua, aire y luz y, por consiguiente, la presentación de las ciudades, de su cultura y sus opiniones, el trabajo queda bastante incompleto. No se percibe la dureza del viaje, que más bien parece un paseo divertido, y es difícil valorar el paso del tiempo.
Otra gran debilidad es que hay demasiados personajes para tratarlos en profundidad. La historia de Raine y Genis queda vacía porque, aunque sabemos que los desianos son semielfos, son enemigos tan genéricos y hay tan pocas escenas de personajes que demuestren racismo que casi deja frío cuando llega la «gran revelación». La escena en sí es hermosa y se percibe el amor por los personajes —y Raine resulta maravillosamente épica—, pero a nivel de trama es floja.
Lo mismo sucede con Sheena. A pesar de que se presenta como una asesina torpe y un poco tsundere, y que podemos entender que se une al grupo por una causa mayor a su pesar, después… ¿Simplemente les ayuda? Su misión, las dudas sobre ella, su conexión con el grupo… No hay nada de desarrollo. Es en momentos como este que resulta dolorosamente evidente que los que no hayan jugado al videojuego no van a terminar de disfrutar de la aventura como podrían. A favor de Sheena debo decir, sin embargo, que al contrario que otros dibujantes, Ichimura no se centra en su prominente busto. Sí, está ahí, y su ropa es absurda. Pero su enfoque casi siempre es su rostro. Al igual que Pronyma, en general su cuerpo no destaca tanto porque los ángulos o la luz atraen hacia el rostro. ¡Alabado sea Ichimura!
Un problema que también he visto es que hay demasiados clímax —por no hablar de enemigos que hacen golpes de efecto relevantes y que desaparecen sin más—. La revelación de la conversión en ángel de Colette, la lucha contra los líderes desianos, el descubrimiento de la naturaleza de Genis y Raine, el destino de la madre de Lloyd, el origen de las esferas, y por último y no menos importante y en una sucesión que casi no deja respirar: traición de Kratos, pérdida del alma de Colette, explicación de un mundo nuevo, presentación de los Renegados y del enemigo final, Yggdrasil.
Es mucho, es demasiado para un único tomo. Como consecuencia, la información se debe plasmar con demasiada claridad —Kratos, que se te ve el plumero. Y duele. Sus emociones están perfectamente representadas— para que luego se puedan unir datos y, como ya he mencionado, no ofrece sorpresas. Las batallas, sin embargo, no han mejorado mucho. Son simples y un poco rígidas. Pero a nivel general transmiten lo que buscan hacer y la dinámica de escenas no muy recargadas y un dibujo simple pero bonito se vuelven muy agradables a la vista. Dentro de su limitado espacio, se puede ver a la perfección lo que está experimentado cada personaje y tienen un «adorabilidad» que ayuda a simpatizar con ellos y sentirse mal en los momentos en que sufren.
Por otra parte, aunque la portada y la edición de Planeta son realmente bonitos, incluyendo paneles a color y comentarios del autor, lo cierto es que la traducción es muy… perezosa y aleatoria. No se esfuerza por darle voz a los personajes, ni tampoco se adapta a las situaciones de tensión. En realidad todavía sigo asombrada por haber leído que Raine dice «nah». Raine de todos los personajes habidos y por haber.
Así que, a nivel general, vuelvo a las mismas conclusiones del tomo anterior. Si bien la calidad ha bajado por motivos que superan al autor, que se ha esforzado por mantener cierta coherencia interna, sigue siendo una lectura encantadora, fresca y bonita para aquellos que disfrutaron con el videojuego.
Redactora de artículos variados (Neon Genesis Evangelion, Utena, Nier Automata, Berserk, D.Gray-man) sobre worldbuilding, personajes o narrativa. De vez en cuando alguno de opinión. Tengo un blog donde hago lo mismo pero con libros.

- El dibujo es agradable y sencillo
- Se evita la sexualización de Sheena
- La expresividad de los personajes
- Falta de espacio para el desarrollo de la trama
- La traducción es muy mejorable
- Muchos clímax seguidos