‘Tales of Berseria’ es sexista, pero aún así puede gustarte

¿Por qué tengo que dedicarle un artículo a algo tan básico?

A veces una se pregunta por qué tiene que acabar escribiendo un artículo de algo que, en principio, parece tan evidente. Luego resulta que, para algunos, no lo es. Como resultado de las impresiones y el posterior análisis que hice sobre Tales of Berseria, se han hecho oír varias voces defendiendo que el juego no era sexista. A pesar de que lo valoré de forma positiva, incluso si he disfrutado mucho más de forma personal con Tales of Zestiria, y que reconozco y defiendo que es un juego bastante decente, el que resaltara los elementos sexistas fue lo que capturó la atención de muchos lectores. Varios se sintieron más ofendidos que otra cosa por esta afirmación. Viendo cómo nos criamos con videojuegos y películas que, de toda la vida, fetichizan el cuerpo de la mujer, supongo que no es de extrañar.

En cualquier caso y como reacción a la indignación de muchos por haber señalado lo evidente, vengo a dar explicaciones, motivos y a remarcar algo que todo el mundo ya debería saber: como tantos otros juegos, tiene elementos sexistas y machistas.

Que un juego sea sexista no significa que tenga que dejar de gustarte

Parece que, si se resalta algo negativo de un juego, este hecho impida su disfrute y obligue a los fans a negarlo y a crear la imagen de un producto redondo —porque cómo me atrevo a señalar que estás consumiendo un producto machista. Aquí nadie es machista ni feminista, hay que dejar que las mujeres muestren lo que quieran, incluso si es ropa humillante. ¡Viva el traje de esclava de Leia Organa y la cosificación de Lightning, viva!— hasta el punto de que, en vez de señalar las bondades del título, se enfoquen por completo en la negación y en la indignación. Porque todo el mundo sabe que si estás a favor de algo machista, eres machista. Resulta que solo debemos hablar de aspectos técnicos, para que luego nos acusen, no sin razón, de que el sector está infantilizado porque gracias al silencio  sólo se vende fanservice.

Así que imagino que lo que piensan es: si se demuestra que esto no es machista, entonces no tengo por qué sentirme culpable.

Diría que también hay otra corriente de pensamiento a la que le da igual cómo vista un personaje o que recibe de brazos abiertos la cosificación. Pero esa corriente no siente la necesidad de excusarse así que agradezco que no tengamos que desenvainar las espadas.

El caso es que, para aquellos que no parecen saber de qué hablan,  hay que explicar paso a paso qué hay de sexismo y machismo en Tales of Berseria, por qué sus personajes masculinos no están sexualizados y recordar que cada uno tiene su propio límite. El mío es muy estricto y por tanto lo denuncio. La gente puede quejarse, pero eso no evitará que un producto siga siendo machista.

¿Se interpone eso en la grandeza de un juego? Sí, sobre todo en 2017. Pero antes aclaremos una cosa: ¿te puede gustar un producto a pesar de ser sexista? Sí. En mi caso me gusta Drakengard 3, que ni siquiera es buen juego en los términos que se exigen hoy en día. Que me guste no impide que pueda criticarlo y desear que esos elementos no existieran.

 

Diseño

Señalar que los trajes de Velvet o Magilou no son denigrantes y sexualizadores no es cuestión de gustos.

Pero lo importante de un diseño es que hable del personaje. Es decir, que revele detalles con un único vistazo. Colores, estilo de traje, todo, todo es relevante. Y Tales of Berseria no siempre lo hace mal, pero en el caso de las mujeres está muy obsesionado por sexualizar. Sin ir más lejos, el diseño de Seres es precioso. Los motivos de mariposa concuerdan con la fragilidad de su personaje que, a la vez, tiene una gran fuerza interior que se manifiesta en forma de fuego.  Pero no entiendo por qué parece que se le vayan a salir los senos de un salto. No es justificable si pensamos en su personalidad y su pasado, que sería entrar en materias de spoilers. Baste decir que no tiene nada de erótica ni sensual.  Es decir, el diseño falla, es gratuito y no tiene que ver con el personaje. Al menos, eso sí, Seres no parece incómoda con su vestido. Y eso ya es mucho.

En el caso de Magilou, entramos en un terreno resbaladizo. Claramente está cómoda con el tipo de ropa que lleva. Eso está bien. Se podría decir que va con su personalidad, ya que tiende a hacer chistes sexuales, incluso contra críos (lo cual es muy… agh). Los libros, incluso si una de las cerraduras, en realidad la única, está alrevés y puesta directamente sobre su entrepierna, simbolizan su personalidad cerrada junto al traje de bufón cutre y falso. Hubiera preferido un traje menos sexualizador pero, ¡ey!, pega con ella.

En el caso de Velvet me sorprende que tenga que hablar de esto. Que una mujer puede vestir como le apetezca es algo que ningún hombre tiene que decir. Pero suele pasar que en la saga de Tales of las mujeres sexualizadas son una minoría y resulta muy, muy, muy descarado que la primera protagonista parezca dedicar el tiempo que supuestamente no pierde en peinarse el pelo a desgarrar su «uniforme» de soldado robado y a dejarse llevar por la fiebre de Nomura y cubrirse de cinturones que no cumplen ninguna función.

Además, es un traje absurdo, no es creíble o cómodo.

Resulta evidente que una mujer que se dedica a pelear cuerpo a cuerpo necesita sujetarse bien el pecho, en especial para evitar daño, entre otros detalles como no llevar la bragueta abierta. La ironía es que su primer traje, decente y agradable, señala en su descripción que está hecho para facilitar el movimiento y la comodidad de Velvet.

Hay diseños sexistas o estúpidos, pero que por un motivo u otro podemos pasar por alto. Estamos tan acostumbrados a ver a mujeres medio desnudas en el campo de batalla y a que el fanservice sirva siempre en la misma dirección para complacer a los jugadores masculinos que cualquier voz señalando lo evidente hace que escueza demasiado. La ropa de Velvet no es cómoda, ni lógica en ningún aspecto (ni siquiera en su patética explicación), y encima el personaje nunca pensó en vestir así ni se encuentra cómodo. La excusa es que ya no le importa cómo vista. De nuevo, recalco que es curioso que en medio de la huida de una cárcel se dedique a remodelar, desgarrar y recortar un uniforme de soldado (¿también ha dedicado tiempo a teñirlo?). Se ve lo poco que le importa su aspecto.

Si Velvet fuera la protagonista de un juego erótico no habría problema. No es el caso, así que sí existe el problema.

He escuchado que algunos creen que por existir el diseño de Zaveid, que se enarbola en defensa de que los hombres también son sexualizados, ya deberíamos callarnos y darnos por satisfechas. Pues no, pero entraremos en ello en el último apartado. En cualquier caso, que me digan que llevar traje, como es el caso de Eizen, es tan ridículo como el traje de Velvet no tiene sentido. Es decir, sí, es ridículo, pero al menos no va medio desnudo. Hay trajes en Tales of que no tienen sentido, como en todos los videojuegos. A patadas. ¿Por qué nadie emprendería un viaje con tacones y vestido, como es el caso de Tear de Tales of the Abyss? ¿Qué clase de noble viste como lo hace Luke del mismo juego? ¿Por qué Milla, que parece la madre de Velvet junto a Jude, no se pone algo que la proteja más teniendo en cuenta los enemigos que va a afrontar en vez de una faldita deportiva?

Podríamos pasarnos la vida así y tendríamos que rendirnos y admitir que no todos los juegos pueden ser como los Souls, que diseñan armaduras reconocibles y prácticamente unisex. Hay públicos y temas y los Tales of siempre han sido coloridos y simpáticos, con muy pocos detalles subidos de tono.

Sí, ir de traje a la batalla es absurdo. Pero lo es más llevar un top abierto por abajo por el que se te pueden asomar los pechos.

¿Y si los dos sexos estuvieran sexualizados? Bien, no sería la salida más aceptable, pero al menos habría igualdad.

No es el caso.

 

Diálogos y tratamiento de personaje

En ocasiones se puede llegar, de alguna forma, a pasar por alto cómo se caracteriza a un personaje si los diálogos no inciden en ello. Es el caso de muchas de las mujeres de Drakengard 3 o de su protagonista, Zero. Solo en una ocasión le señalan que viste como una puta y Zero no duda en destruir a la persona que se atreve a insultarla, en vez de retroceder cubriéndose y avergonzándose. Es decir, se siente bien con su ropa y no acepta insultos. No solo eso, sino que Zero es una Intoner, un ser a quien nada excepto un dragón puede hacerle un daño duradero. Siendo pequeña y ágil, además de que posee una fuerza sobrenatural, resulta lógico que no lleve armadura (pero no que lleve tacones). En especial cuando monta en dragón. Sus hermanas están caracterizadas según su personalidad y tienen las mismas características de resistencia que ella.

No solo eso, sino que Drakengard 3 es un juego que es «adulto» y trata el tema del sexo con naturalidad de forma habitual. No es el caso de Tales of Berseria, que quiere resultar adulto pero no apartarse de su idealismo juvenil y se le cruzan los cables más de una vez, hasta el punto de realizar casi acoso sexual contra el niño del grupo por parte de Magilou y pretender que nos riamos. Supongo que algunos lo harán. No sería el mismo caso si se tratara de un hombre quien se levantara el libro que le cubre la entrepierna.

¿Y qué es esto…? Oh, sí, por supuesto que es machismo.

Tales of Berseria deja caer cada cierto tiempo pequeñas perlas que pretenden ser inteligentes y resultan sexistas y turbias. Ya solo el hecho de que toda la idea se centre alrededor de que Velvet tiene que evolucionar de un personaje amable y genérico a una mujer sin corazón y que necesita de la venganza personal para tener una historia —cosa que no pasa con muchos de los protagonistas de los Tales of. Pero claro, cómo vamos a tener una mujer badass si no decide dejar su humanidad de lado en vez de desarrollarla de forma normal— destacable puede hacer arquear una ceja. Sin embargo, no tendría problemas si no fuera por cómo se trata a la Velvet inicial… y a la posterior.

Sin ir más lejos, lo primero que vemos de Velvet es su cuerpo semidesnudo, muy enfocado a los senos, antes que su rostro, que se oculta en sombras. Sí, es para que «imponga» pero la perspectiva y la situación en primer plano de los pechos hablan por sí solos.

Después, mientras se nos la muestra como el personaje genérico como el que todo protagonista de un Tales of comienza siendo, los personajes de su alrededor insisten en cosas que nunca o casi nunca he visto en estos videojuegos. Para empezar, se le señala que pronto le llegará el turno de asentarse, tener hijos etc, cuando ni siquiera tiene pareja. Pero parece ser que en este mundo donde las mujeres pueden alcanzar altos cargos en la Abadía, gobernar ciudades y un largo etc, es decir, un mundo que tiende a ser más o menos igualitarios, se mantienen las preconcepciones machistas y las mismas bromitas que se pueden defender por contexto y que no llevan a ningún lado. ¿Por qué esta contradicción? Velvet es muy joven, incluso se niega a beber durante el juego porque es menor de edad. ¿Por qué se hacen referencias a esta obligación de tener hijos, asentarte y estupideces variadas si se supone que es un mundo igualitario?

Podría señalarse como algo delicado y que sólo se relaciona con el miedo que tiene Velvet a la maternidad o a un trauma por lo ocurrido con Celica y su bebé. Pero es que no acaba ahí. La mejor amiga de Velvet insiste en que debe arreglarse, que es demasiado chicazo. En un diario de Laphicet, encontramos más o menos las mismas palabras después de que Velvet venga de cazar jabalíes por primera vez.

Mientras Laphicet se va dirigiendo lentamente hacia la madurez, sus compañeros no dudan en tomarle el pelo o darle lecciones serias sobre cómo es la vida. Debido que está ligado a un personaje que es poco fiable, Velvet constantemente previene a Laphicet contra ella… y llega el punto en que todos los personajes del grupo se ponen de acuerdo (con excepción de Eleanor) en señalar que las mujeres son poco confiables, mentirosas y manipuladoras. Luego se caen en otros estereotipos sobre la simpleza de los hombres.

Hermosas enseñanzas que imponerle a un niño pequeño: no confíes en las mujeres.

Más problema son los enfoques de cámara a los senos de Velvet, como tras el combate con Seres. Los juegos de cámara nunca son inocentes, jamás, y en Tales of Berseria resultan especialmente reveladores.

Hay tantos que no podría contarlos, así que me limitaré a un par de ejemplos… y a la escena donde Teresa repasa a Velvet con la mirada. No habría bastado, para indicar lo extraño del traje, que se enfocara a Teresa mirándola de arriba abajo, no. Hay que ponerse en su lugar y recorrer a Velvet con la mirada.

 

Fantasía de poder masculina

A menudo he leído el argumento de que un personaje masculino resulta sexualizado si viste igual que Kratos de God of War: es decir, desnudo de cintura para arriba (como es el caso del hermano de Rokurou). Me quedo de piedra, porque no es correcto. Precisamente a eso se le llama fantasía de poder. Aquí lo tenéis mucho mejor resumido y explicado.

El caso es que, si Velvet fuera una fantasía de poder y no una sexual, tendría un cuerpo realista. Para empezar, tendría unos abdominales dignos de Mikasa Ackerman. Lo mismo se puede decir de los brazos y, en especial, de las piernas ya que las emplea constantemente para pelear y no tiene sentido que sea tan delgadita y poca cosa. Si Velvet fuera una mujer empoderada, sería como Furiosa de Mad Max, como el cuerpo de Wonder Woman. Eso son mujeres que representan fantasías de poder y que tienen un cuerpo acorde a sus circunstancias, independientemente de cómo vistan.

Pero claro, cómo vamos a estropear un lindo diseño.

Los hombres no se sexualizan por ir medio desnudos. Otra cosa es que resulte ridículo que vayan así, lo cual no niego. Al contrario, lo afirmo. No hay motivo para que Zaveid vista como lo hace y por mí le habría puesto una rebeca, igual que Gladiolus de FF XV no debería ir medio desnudo y con cuero a una aventura por el campo porque no tiene sentido. Pero no ir así no es ni insultante ni degradante por varios motivos.

Primero: el cuerpo de los hombres  no está sexualizado y eso se ve en que pueden ir a pecho descubierto y con pantalones cortos sin que nadie les diga nada excepto en circunstancias concretas. Nadie va a censurar sus pezones ni a decirles nada en el metro por ir sin camiseta.

Segundo: el diseño de Zaveid sería ligeramente sexualizador porque sus pantalones están muy bajos. Pero por lo general, no pretenden convertirlos en un objeto sexual, sino algo que admirar y a lo que aspirar.

Tercero: habrá algunos hombres que se sientan incómodos por ver a machitos y saber que son un ideal que nunca podrán alcanzar, pero nadie se queja por ver la musculada espalda de Kratos ni su prieto trasero. Y eso es porque sus cuerpos no están fetichizados.

Un ejemplo de cómo sí es posible sexualizar a un hombre está en el Final Fantasy Mobius y la esclarecedora reacción masculina que hubo al ver que su protagonista no solo iba medio desnudo, sino que el traje era estúpidamente ligero, se le pegaba al cuerpo y dejaba al descubierto elementos que insinúan aspectos sexuales (como se hace de forma constante con las mujeres). Los costados, los muslos, el cubrir muy por encima pezones, dejar hombros y cuello o partes de la espalda al descubierto son formas de mostrar partes poco habituales y sobre las que no se tiene control. Por eso el protagonista de Mobius acabó con otra armadura que cubre más. Es decir, hubo censura.

Las posturas y expresiones son básicas, por supuesto. Las mujeres, como es el caso de Velvet, son las que suelen posar con las posturas más extravagantes, con la columna retorcida de tal forma que puedan meter los pechos en la cámara. Pocas veces vemos a hombres con una cámara que les enfoque el trasero —es decir, una mirada voyeur contra la que no pueden hacer nada— o les pongan en posturas claramente sensuales. Porque en un hombre se considera que el poder es lo atractivo.

Y por eso no se sexualiza a los hombres. Porque hace que el público masculino se sienta incómodo.

 

Las imágenes se han extraído de pinknews, el foro de square-enix y el twitter de @0bui_bui0

 Conclusiones

Tales of Berseria es sexista, sí, mucho más que otros juegos de Tales of que, en general, suelen ser bastante sanos incluso si cumplen desagradables estereotipos o tienen trajes que hacen que te sangren los ojos. No es solo cuestión de gustos, de si a alguien le puede gustar o no el tipo de vestidos que lleven las mujeres o si rozamos el límite de lo absurdo como con las armaduras con senos o que solo cubren pechos y entrepierna. Es cuestión de acoso contra los personajes, de cámara, de una sociedad que a veces se comporta de forma machista y otras no solo por hacer la gracia a los fans masculinos —y alguna otra femenina—.

El machismo de este juego no es tan flagrante como otros muchos, ciertamente. Pero eso no evita que sea criticable, y más cuando por fin se muestra a la primera protagonista femenina en exclusiva de la saga.

Las cosas son como son. Si se quiere a más hombres sexualizados, adelante, es mejor a que solo sufra lo de siempre un género. Igualmente, muchas no dejaremos de denunciar lo que vemos con nuestros ojos, que para algo los tenemos.

La imagen pertenece a humon