Reseña: ‘The House in Fata Morgana’ de Novectacle

Bajo ningún concepto sueltes mi mano...

Las VN o Visual Novel como The House in Fata Morgana del estudio indie Novectacle —que se encuentra en la línea de Umineko no naku koro ni— no suelen llegar a occidente. En realidad, las pocas VN que podemos encontrar tienden a ser erogue, otome o harén. Por eso es un soplo de aire fresco, incluso si no termina de oler todo lo bien que debería, cuando Steam nos ofrece productos así. La lástima para quienes solo dominen el español es que el texto se encuentra, por completo, en inglés gracias a MangaGamer.

The House in Fata Morgana es un cuento de horror y amor, que hemos visto muchas veces. Una casa maldita. Una bruja. Muchas historias encadenadas. Una maldición. La búsqueda de la identidad. Pero incluye un elemento nuevo y es: el descubrimiento del género. Sí, empecé esta novela por ese motivo, a la espera de encontrar al personaje del que me habían hablado bastante bien y por el camino encontré un estudio de lo masculino y lo femenino. Un estudio viciado, que deja su mensaje muy para el final y solo después de ponerse muchas veces la zancadilla a sí mismo. Pero, por torpe que sea, al menos lo intenta.

Eres una persona sin pasado, sin nombre, sin aspecto, sexo, género ni nada. Por no tener, ni siquiera tienes sprite. Te despiertas al lado de un fuego, en una sala de estar. Una mujer muy siniestra, aunque hermosa y sonriente, que se presenta como The Maid (o la Doncella/Criada) dice que eres su Master (Amo/Maestro) y se sorprende al ver que no tienes memoria. Como solución, y pidiéndote que nunca le sueltes la mano, decide llevarte a investigar la casa.

En tu larga odisea, te hace pasar por una serie de puertas que llevan a distintos momentos temporales, a la espera de que recuperes la memoria. En principio, lo que ves son historias sin conexión entre sí, que se pueden leer en unas pocas horas, y que presentan a distintos personajes… Excepto dos. The Maid… y The White Haired Girl o la Chica de Pelo Blanco. Siempre vuelven, siempre tienen un papel, a pesar de que puedan transcurrir siglos entre una puerta y otra.

Todas las historias tienen un componente de tragedia desde el momento en que esta chica, tan dulce, tan buena, aparece. Amores rotos, engaños, asesinatos, crímenes retorcidos. Todo lo imaginable, pasa. Muchas veces por error o por una serie de aparentes casualidades que llevan al peor destino posible. Y es que la casa está maldita. Hay una bruja, dicen, que vivió hace muchos años. Los hombres se ríen y reconstruyen la casa para su propia comodidad, pero no saben lo que les espera.

Y es que los hombres son algo clave en esta novela. Vais a encontrar a muchas clases de hombres, más o menos repugnantes, y a recorrer caminos para conocerlos mejor. Todos tienen un interés amoroso femenino que, dependiendo de la historia, tendrá mayor o menor peso. Y resulta irónico, ya que el centro de la historia son las mujeres. Sin embargo, a medida que avanza la trama, quedan más y más desplazadas. No llegan a ser meras víctimas —se enfatiza que son personas y se exploran sus traumas— pero la visión sigue siendo externa, a través de ojos masculinos. Un error garrafal teniendo en cuenta cuál quiere ser el mensaje de la obra.

Con todo ¿merece la pena Fata Morgana?

Yo diría que sí.

La narración, como corresponde a toda Visual Novel, es lenta y tarda en arrancar. A alguno se le hará interminable terminar una historia y empezar otra, como si fueran cuentos, pero la verdad es que entran bastante bien y se quiere encontrar los puntos que conectan todos estos dramas. Los personajes son coloridos y tienen varias capas, de tal modo que incluso los más odiosos tienen detrás sus razones y circunstancias —uno de los puntos de Fata Morgana es condenar, pero no sin saber antes qué es lo que estás castigando—. Quitando algún que otro diálogo cliché, en particular tras la Primera Puerta donde encontramos muy la relación inquietante de hermanos que tanto les gusta a los japoneses, en general las conversaciones son bastante creíbles.

Otras situaciones, en especial cuanto más nos acercamos al final, ya no lo son no tanto, pero queda en manos del lector decidir cuando llegue a ellas.

Cada cierto tiempo se nos presenta la oportunidad de elegir diferentes formas de actuar. A veces solo supondrán un cambio de diálogo simpático o que directamente te arranca alguna carcajada. En otras, definirán si acabas en un Bad End —hay, por cierto, un trofeo por obtenerlos todos— o en un Final Alternativo. A nivel general no resultan muy difíciles de adivinar y siempre se puede adelantar en caso de haberse equivocado desde el último guardado.

Cabe destacar algo curioso y aplaudo a Keika Hanada por ello: no he encontrado muchas novelas que jueguen con el metatexto. Cuando no nos acordamos de algo que hemos leído o damos demasiado deprisa a pasar conversaciones, podemos saltarnos un fragmento. Si queremos leerlo, solo se le da al Back Log para ello. En cierto momento, el texto que encontramos aquí puede cambiar. Incluye nuevas frases, nuevos elementos que arrojan algo de luz sobre lo que estamos leyendo. Y resulta un uso muy entretenido (casi arriesgado porque no todo el mundo mirará) para ampliar las posibilidades de este sistema de cajas de cuentos en las que estamos ante Narradores No Fiables.

Otro elemento destacable es dibujo, a cargo de Moyataro. Si bien, al menos a mí, en términos anatómicos me parece torpe —o más bien, como me sugirió una amiga, da la impresión de que el artista aprendiera a dibujar cabezas y cuerpos por separado, de tal modo que al unir a los personajes quedan cuellicortos y con una perspectiva extraña—, es indudablemente hermoso y apropiado para esta suerte de historia gótica. Los personajes resultan elegantes, casi ridículamente guapos, lo cual resalta la distancia que hay entre ellos y nosotros, y sin duda parecen salidos de los romances del siglo XIX.

La iluminación también es atractiva y se adapta sin problemas a lo que la historia quiere contar. Pasamos de fondos de ensueño y personajes luminosos a terrenos tenebrosos y oscuros. Y en ningún momento se ve el diseño fuera de lugar.

Bien, excepto en los trajes. A pesar de que se recorren casi mil años de historia, la variedad de vestimenta es casi perezosa y en absoluto realista. En algunos casos es muy incómoda por su sexualización. Esos mismos errores se trasladan al guion, donde interpreta de forma cuanto menos curiosa la mentalidad católica —desde el desconocimiento, básicamente— o el papel económico de los personajes. Sin duda, sería muy raro encontrar a un primogénito dedicado a la caballería en el siglo XI, porque los caballeros rompían lazos con sus familias. Puede que haya una confusión con la idea de Señor. O que no les importara. En cualquier caso, chirría.

Y no podía irme sin comentar la música, que es impresionante. Busca quién la ha hecho, completamente original y compuesta para Fata Morgana. Abundan los coros femeninos, pero también hay algunas piezas musicales que son maravillosas y que vienen de mano de cinco compositores diferentes. Al parecer, se buscaba la impresión de querer representar lo que se siente al entrar en un teatro y escuchar a alguien cantar de fondo. En mi opinión, lo han conseguido y, sin duda, es lo que mejor expresa el ambiente que quiere presentar Fata Morgana. Uno relacionado con lo místico, a veces demoníaco y a veces angelical. Es cierto que algunos tracks pueden llegar a resultar repetitivos, pero siempre está la opción de bajar el volumen o incluso quitarlo. Pero, en general, no lo recomiendo. Cuando abres el menú se te señala que deberías utilizar auriculares y estoy de acuerdo. La música es una experiencia que engrandece con diferencia el largo viaje en el que nos adentramos en la casa maldita.

Por último, cabe comentar que, una vez terminas la Visual Novel tienes una sección con algo que me ha encantado y es un Cómo se hizo. Los personajes te guían por las «bambalinas» y te cuentan curiosidades de su evolución, de cómo se llegó a ciertas decisiones y problemas que hubo en la creación de Fata Morgana. Todo además de la clásica galería de imágenes y otros detalles pequeños que harán las delicias de los que han disfrutado de la VN.