A finales del mes pasado salió a la venta The Mark of Watzel, un volumen único de Tomo Taketomi. Milky Way Ediciones nos ha traído una emotiva obra que trata sobre una realidad dura y cercana: el cáncer infantil.
La historia se centra alrededor de Erin, una niña de ocho años con un tumor cerebral. La localización del tumor hace que su médico, el doctor Suzuki, se vea obligado a descartar la cirugía y la quimioterapia y pronostica que su esperanza de vida no va a alcanzar los seis meses. A pesar de haber descartado el tratamiento tradicional, el doctor propone al padre de Erin una novedosa terapia que ha tenido éxito en pacientes con diagnósticos semejantes al de la joven: el método Simonton, que consiste en hacer que el propio paciente imagine que lucha contra su enfermedad. El problema es que Erin no parece querer luchar. ¿Para qué? Ya le han dicho que la medicina no puede hacer nada por ella por mucho dinero que su padre ofrezca, desesperado, a los médicos que no pueden darle esperanza.
El doctor Suzuki no se rinde y logra que el padre de la muchacha, que no confía en un tratamiento tan poco científico, contacte con Jason Toy, un actor retirado que interpretó en su juventud al héroe protagonista de la serie favorita de Erin, The Mark of Watzel. Jason accede escéptico a enfundarse en su traje de Watzel y enseñar a Erin cómo defenderse de sus pesadillas, que nacieron a raíz del anuncio de su mal pronóstico, aunque solo sea para que ésta pase unos últimos días felices. La verdad es que solo el doctor Suzuki tiene fe en el tratamiento, una fe que podría calificarse como ciega, ya que el padre de Erin y Jason son de la opinión de que «creer y desear son dos cosas completamente distintas». Aun así, Erin empieza a estar más animada desde que lucha contra los enemigos que invaden sus sueños tal y como su ídolo le ha instruido y parece que vuelve a haber sitio para la esperanza.
Tomo Taketomi logra plasmar con tino una realidad que muchas personas sufren cada día porque muestra a la perfección que una enfermedad no supone el sufrimiento de una única persona. La paciente, Erin, se pasa los días encerrada en su habitación al inicio de la historia. Se niega a participar en la terapia experimental y lo único que le ilusiona es ver su serie favorita de ficción, disfrutando al ver cómo su héroe vence cada obstáculo que se interpone en su camino. Representa perfectamente a una persona que se ha rendido, que sabe que solo le queda esperar. Por otro lado, se puede ver cómo el padre de Erin se dedica a mover cielo y tierra para que su hija reciba el mejor tratamiento posible. Se pasa los días fuera de casa, trabajando para conseguir más dinero con el que pagar a más médicos con la esperanza de que alguno sepa curar a Erin, torturándose a cada minuto con el pensamiento de que su difunta esposa falleció porque no pudo costear su tratamiento. Una vez acepta que el dinero no va a curar a su pequeña, accede a la terapia que le sugiere su doctor, a pesar de que cree firmemente que no va a funcionar, porque le parece que así paliará el sufrimiento de Erin. Como se puede ver, hace todo siempre pensando en el bienestar de su hija pero, sin darse cuenta, le deja constantemente sola. También se ve en el manga la figura de aquella persona en el entorno del paciente que no se rinde, encarnada en el doctor Suzuki, que busca alternativas a un problema que aparentemente no tiene solución. Hasta el propio Jason, una figura ajena a esta familia, acaba empatizando con la niña tras tanto tiempo cuidando de ella en ausencia de su padre.
Una vez valorada la historia, toca hablar del dibujo de The Mark of Watzel. Hay que destacar que el estilo se nutre de trazos y tonos suaves que transmiten una sensación de tranquilidad a lo largo de toda la obra. Los personajes son muy expresivos y las poses, especialmente en las escenas en que Erin y Watzel luchan contra los villanos, tienen un gran dinamismo. La portada de este tomo es de unos tonos pastel que invitan a soñar que compartimos las aventuras de Erin.
El trabajo de Milky Way Ediciones es impecable. La traducción es muy buena y el material de la sobrecubierta, como siempre, es muy suave al tacto. Mas allá de la edición, en esta ocasión están llevando a cabo una maravillosa iniciativa. Han anunciado que un porcentaje de los beneficios de esta obra será donado a una fundación de apoyo contra el cáncer infantil.
Para concluir, solo queda decir que The Mark of Watzel es una obra emotiva y profunda que cuenta una historia que merece la pena leer.
Me fui en noviembre, pero aquí sigo.
- Una historia muy emotiva
- La expresividad de los personajes
- En ocasiones resulta demasiado optimista