Hace poco hicimos una reseña de Tongari Booshi no Atorie, que trataba el tema de las brujas y la magia, y ahora os traemos un webcomic que también tiene brujitas… pero muy particulares. ¡Os presento Hooky, de Míriam Bonastre, y sus adorables personajes!
La historia de comienza cuando los mellizos Dani y Dorian Wytte pierden el autobús a la escuela de magia. ¿Por qué no coger un coche o viajar en escoba? Porque, por razones de seguridad que van más allá de despreciar a los muggles o competición con otros colegios europeos, el autobús se teletransporta y nadie conoce el lugar donde se ubica la escuela. Ante estas circunstancias, a las que se suma el problema de que Dorian no sabe volar y Dani es un poco bastante cafre con sus hechizos, los chiquillos encuentran una salida particular. En vez de informar a sus padres, por lo que sienten un sano respeto, deciden encontrar un mentor por su cuenta. Entre tanto, mandarán cartas a casa donde cantarán las maravillas del colegio. Seguro que funcionará, sí.
El primer objetivo de los protagonistas es su tía, que resulta ser nada menos la reina de Blancanieves. La obra presenta su verdadero tono con lo que sigue a continuación; Dani y Dorian deciden demostrar su valía ayudando al Cazador a conseguir el corazón de cierta doncella protegida por siete enanitos. Y lo intentan de la forma más convencional posible: ¡solo un caballero puede robarle el corazón a una mujer! Para eso hay que dejarlo adecentado, ¿no? Es aquí cuando ya, de forma definitiva, se nos empiezan a escapar sonrisas.
Así pues, Míriam B. bebe del folklore popular y lo reinventa para adaptarlo a la historia (no volveréis a ver Enredados igual por ejemplo, o recordaréis bien que hay hechizos que solo puede romper uno mismo), sin olvidarse de divertidos guiños a elementos más actuales —por ejemplo, ahí están las reminiscencias de Nicky la aprendiz de bruja, las bromas sobre Dorian como madre de dragones o, por supuesto, Harry Potter—. Sin embargo, Hooky elabora una historia que va más allá de los tópicos de Disney.
Dorian y Dani forman parte de un mundo de brujos que odia a la gente sin magia y viceversa. Muy pronto en la historia encontramos, por ejemplo, que los mellizos acaban trasladando nada menos que a un príncipe a una prisión donde resulta que ciertos brujos están encerrando a los herederos de otros tantos reinos. La tensión cultural es algo que se toca mucho a medida que Hooky avanza y la autora no duda en introducir elementos terribles como puede ser el sacrificio humano o la quema de brujas.
En ambos bandos hay ignorancia y odio, así como motivos para querer venganza. Pero también encontramos brujos y brujas encantadores y más modernos, o camareros y príncipes en apuros que en sí no tienen nada contra los brujos. A menos que los secuestren y planeen matarlos, claro.
Con todo, Hooky bascula entre la aventura y el slice of life. La relación de Dani y Dorian lo llena todo al principio; se pican y mangonean entre ellos pero, a la hora de la verdad, se quieren con locura y sacrificarían todo por el otro. Sus aventuras los fuerzan a crecer, a separarse como nunca lo han hecho antes, pero también a robustecer sus vínculos superando pequeños celos, envidias y demás. El romance adolescente está por todas partes, si bien se trata de una forma bastante encantadora. No se come la historia, aunque en ocasiones es un poquito repetitivo y, quizás, homogénea en el sentido de que todas las parejas son hetero (al menos las que se van definiendo).
Por otra parte, el resto de personajes se desarrollan con lentitud pero tienen espacio para su propio crecimiento. Nico, salvaje y aparentemente egoísta, incapaz de hacer magia, posee un corazón más amable del que nos deja ver y una historia que, cuando se cuenta, abre mucho los ojos. La princesa Monica quiere ser una heroína, pero le toca aprender poco a poco a convivir con el pueblo y a tratar a la gente con el debido respeto. El maestro o el interés romántico de Dani, Mark, tienen detrás un trabajo que fortalece sus motivaciones y cualidades. Y en particular cabe destacar a los villanos, o habría que decir más bien antagonistas, donde ninguno es claramente negro ni blanco, cosa que no deja de agradecerse.
Es en capítulos dedicados a la presentación del pasado o a darse de frente con el conflicto más cruel cuando la dibujante demuestra que es capaz de tocar todas las fibras. Y que la comedia no es enemiga de la madurez o la tragedia. Aun así, no puedo negar que al principio el salto de humor radical a escenas que dejan traumatizados a los personajes por su crudeza y de nuevo vuelta a la alegría infantil choca un poco. Se va matizando con el tiempo, eso sí.
Y es que no se puede negar que, sobre todo en sus inicios, Hooky es una historia algo deshilachada. Une detalles que presentó hace muchos capítulos de forma maravillosa, pero el mundo no comienza nada claro, ni tampoco se siente que pretendiera pasar a un tono tan oscuro, sino rondar el terreno de tiras cómicas con la que entretenerse. No es que eso sea malo, pero se nota que ha habido una evolución increíble a lo largo de los capítulos, con un mayor control del ritmo narrativo, personajes más definidos y objetivos más claros.
Por otra parte, habría que hablar del estilo de la autora, un poco cartoon y que emplea a las mil maravillas los colores pastel, con un trazo que casi parece grafito, para que se grabe en el ojo. Los personajes se distinguen sin problemas, cada uno con su forma de vestir, su forma de moverse… ¡y hasta color del bocadillo del diálogo para que no nos perdamos cuando se juntan demasiados en una misma escena! Porque Hooky se publica en Webtoons, que emplea un formato vertical. Eso obliga a huir del estilo del manga y a adaptarse al ojo del lector, que puede estar usando un móvil o el ordenador para descender. En el caso de Míriam B. creo que, a pesar de lo arriesgado que es con los grandes paneles que a veces usa, ha quedado muy bien logrado en general. En especial cuando se llega a las grandes batallas (porque, sí, las hay) y aun así nadie se pierde ni se deja de lado el sentido de la velocidad y el caos ordenado.
En detiniva, Hooky es una historia de humor, pero que cada vez se adentra a dramas (en el mejor sentido de la palabra) y conflicto personal que lleva a hacerse preguntas y a reflexionar sobre qué se haría en ciertas circunstancias. Todo sin que pierda un ritmo ligero y agradable para el lector.
Redactora de artículos variados (Neon Genesis Evangelion, Utena, Nier Automata, Berserk, D.Gray-man) sobre worldbuilding, personajes o narrativa. De vez en cuando alguno de opinión. Tengo un blog donde hago lo mismo pero con libros.
- El dibujo particular y reconocible
- Un mundo gris y complejo
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